domingo, 23 de diciembre de 2007

La indefensión cultural:un nuevo síndrome


En realidad el enemigo a batir es la Cultura. Entiéndase bien, no hablo de esa cultura que habita las universidades, las cátedras, los conservatorios, los museos, hablo de la cultura que está viva porque no ha sido desplazada al guetto donde los politicos desplazan a la Cultura movidos por el veneno del odio. Odio, si, ese es el resultado de ese espejismo progresista en el que creimos mientras fuimos jóvenes y que pudiera traducirse en esa elocuente frase: "el problema del mundo puede arreglarse con instrucción, todos a la escuela", entonces, mientras fomulábamos esa utopía no sabiamos que esa era la mejor manera de asegurarnos una aversión a la cultura por parte del Poder y por parte de los adoradores de ese poder. Porque la cultura es necesariamente inútil, ni siquiera es ornamental, la cultura no tiene valor, porque lo que vale para el capital y para los nuevos adoradores laicos, no es el conocimiento desnudo, sino la utilidad. La utilidad que puede comprarse y venderse.

"Yo lo que quiero es un buen empaquetador, una buena cajera", en eso hemos convertido a nuestros jóvenes a través de la educación gratuita y universal, en técnicos que empaquetan muy bien, pero no saben donde está el Danubio. Después de todo ¿para qué sirve saber donde está el Danubio? Efectivamente no sirve para nada, y de ahí su belleza, de ahi que la verdadera cultura no anide en los templos laicos donde se ofician los actos culturales sospechosamente financiados por los municipios, con esa aura administrativa, funcionarial, aburrida y casposa. Porque la cultura no sirve para ser trasmitida salvo en condiciones de iniciación, ni sirve para ser consumida por las multinacionales de la reposteria, la cultura solo sirve para dotar de sentido a la vida, de sentido al mundo, a un mundo cada vez más complejo y dificil de entender donde la mayor parte de la gente no sabe donde está el Danubio porque nunca estuvo allí ni cree que eso vaya con él que bastante tiene con pagar hipotecas diversas para consumir articulos distintos y cada vez mas ajenos a sus necesidades.

"Si nos cargamos la cultura y la neutralizamos en las universidades, los conservatorios, si logramos relegar la historia del conocimiento a los museos, donde estatuas y pinturas mudas nos observan, habremos logrado nuestros objetivos", es la voz que se oye en una lejana torre de Manhattan. En parte ya se ha conseguido, tenemos al Sapiens más inteligente que podiamos tener y tambien al más inculto, el conocimiento ha sido conservado en formol, en caspa administrativa, pero ¡ah!, aun queda el individuo, su camino individual, su busqueda privada, la literatura como molde de todo lo que puede ser dicho y ese bohemio se muestra evasivo, esquizoide, silente. El innombrable que acecha desde su despacho, un nuevo centauro, mitad hombre y mitad maquina internautica no se rinde y ha optado por el zoológico de la vida abandonando para siempre el convento. Está en el mundo ,sin estar en él, los dioses laicos, los dioses paganos y los dioses monoteistas le habitan y hablan por sus textos. Es un iluminado que va por libre y es tomado por loco.

Pero él sabe la verdad.

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Mito, narrativa y salud mental