miércoles, 28 de febrero de 2007

Mito, narrativa y sufrimiento mental

Un mito es una historia, una narración, pero no se trata de una narración cualquiera, y es bastante distinta al relato o historiografia que cada persona construye para dotar de sentido su experiencia. No hay que olvidar que el Yo no es un órgano, ni siquiera una función cerebral específica sino una metáfora que dota al individuo humano de historicidad, el Yo es equivalente a la memoria autobiográfica sumada al cuerpo; en este sentido el Yo primitivo contiene algunas diferencias con el Yo de nuestros ciudadanos actuales, probablemente el Yo surgió de una necesidad administrativa: dotar a las transacciones de una confianza en las intenciones del otro, "Yo soy el que tengo las ovejas y las vendo a …", o bien de una necesidad de filiación: "Yo soy el hijo de tal"; posteriormente el Yo derivó hacia una instancia podríamos decir de un cierto conocimiento, de una necesidad ontológica: "Yo soy ese que estuvo en las costas de Groenlandia", hasta los desarrollos más complejos de la identidad que recurren tanto al relato íntimo como a la narración de una secuencia de hechos que se conforman en vivencias y que por tanto adscriben al Yo un sentido autobiográfico teñido por la representación que cada individuo se hace de lo vivido, un sentido que se adhiere a un inevitable conocimiento; todo Yo es un constructo epistemológico que nos indica cómo y de qué manera aprendemos a aprender. En este sentido el sufrimiento mental puede considerarse un error epistemológico, un error en la manera en que se procesó determinada información vital, dicho en las palabras de Deleuze: "para que exista un problema de la razón, un problema relativo a su dominio, es menester que haya un dominio que escape a la razón y la ponga en cuestión". O, dicho de otra manera, el ser humano nace impulsado hacia algo pero también tiene la necesidad de representarse ese algo; esa frecuente disonancia entre caminar y representarse el camino que se anda está en la base del sufrimiento mental.

lunes, 26 de febrero de 2007

Fractales hechas por mi con Apophysis (turbulencia y violetas)




Mente y lenguaje

No todo en la mente es lenguaje, pero si en ese océano existe algún archipielago, algunas islas sueltas o arrecifes de coral eso es el lenguaje, lo que nos hizo humanos. Humanos a medias porque hay algo en el lenguaje de trampa, de simulación. Si repites una palabra un número suficiente de veces caerás en la cuenta de que la palabra en si pierde su significado, se ha descascarillado y se convierte en una vaina vacia, A eso, a veces, le llamamos un mantra, algo que se repite y que no es sino una cáscara hueca. Los mantras sin embargo tienen una función muy importante:desconectan el hemisferio izquierdo y activan el hemisferio derecho, convierten un digito en un análogo, un significado concreto en una abstracción, se convierten en algo inefable.
Cortazar parece estar pensando en algo asi cuando nos aclara que es precisamente esta conciencia de cascara hueca la que impulsa al poeta, al narrador tras ellas:
"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el noaceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra "madre" era la palabra "madre" y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba.
"En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas."
Dicho de otra manera el artista es aquel que es consciente de la hoquedad, de la grieta que se esconde tras el lenguaje convencional y la trasciende.
Cuentan que en el Tibet hubo una vez un hombre que se volvió loco como D. Quijote, pero no por leer novelas de caballerias sino por repetir un numero indefinido de veces el mantra Om!, la familia aturdida llamó al médico que diagnosticó en el enfermo una enfermedad mental. El enfermo se dirigió entonces al médico y le dijo "curame mi enfermedad, pero no me quites el Om".
Somos muy poco conscientes de la función de los mantras en nuestra vida, pero muchas veces el mantra opera como un sobreentendido sobre el lenguaje, observa estos dos versos:

Verde que te quiero verde.......

Rage, rage against the diying of the light.

El primero es muy conocido, pertenece a Garcia Lorca, el segundo es menos conocido, se trata del último verso de un poema de Dylan Thomas conocido como "No entres docilmente en la noche sutil", ambos se basan en la repetición (verde, rage). Si los repites muchas veces (en voz alta) e incluso sin repetirlos (casi solo leyéndolos) caerás en la cuenta de que el mantra se explica a si mismo, no necesitas saber que viene a continuación, ni que hubo antes de él, porque el mantra es una gestalt, una sílaba sagrada, una totalidad que captamos con nuestro hemisferio derecho, la parte del cerebro que no sabe analizar secuencias pero que sabe construir totalidades, el hemisferio de los sueños, de la hipnosis y de los estados modificados de conciencia. Los locos repiten mantras para si, pero tambien los iluminados y en ciertas condiciones de entrenamiento mental se repiten sílabas o notas musicales que activan nuestras propiedades gestálticas, en el yoga se utilizan los mantras precisamente para favorecer este estado de conciencia que llamamos meditación, y que no es sino una disciplina para acatar el yugo (yoga) de las formas, en este caso de las formas en sí (más allá de la semántica) de las palabras. Lo mismo sucede con las notas musicales, tomadas de una en una, asi aisladas ninguna nota significa nada, porque el cerebro (nuestro hemisferio izquierdo) está diseñado para reconocer patrones y no notas sueltas, sin embargo tomando las notas de una en una es posible hacerlas funcionar como un mantra, como una vibración (aksara), algo que se opone al Logos (palabra) y desposeerlas de su poder contextualizador, asociativo, es entonces cuando el cerebro izquierdo se amortigua y con él la capacidad reflexiva que nos impide apresar las grandes verdades que se ocultan tras lo incierto, lo impreciso, lo analógico.
Toda la música se basa en la repetición, sin repetición no habría evocación y por lo tanto sería dificil para el profano distinguir una melodia de otra, por eso las canciones populares tienen un estribillo que se repite al menos dos veces con distinta letra, esa repetición es la esencia misma de la música que se aprovecha de la capacidad del cerebro izquierdo para reconocer patrones. Algo más complejo es el caso del mantra de Hey Jude, de los Beatles, que se repite al final de la canción en aquel lalalalalalalala que se ha hecho famoso y que supone una ruptura canónica con la musica ligera, aqui los Beatles toman el mantra como principio de repetición y lo hacen al final de una canción que por otra parte tiene una estructura muy convencional.
Pero el lenguaje convencional es fraudulento, engañoso y pocas personas saben que cuando hablan o piensan en realidad están rindiendo honores a la dramaturgia. Novalis lo dijo afirmando que "hablar por hablar es lo unico que podemos hacer de serio en la vida", se referia a las conversaciones banales, improvisadas, antiutilitarias, esas que mantenemos en la cafeteria o en la peluqueria. Hay más rigor ahi que en todos los discursos, comentarios, foros o conferencias, porque ahi está la simulación plenamente instalada y reconocida, no existe disociación entre el Yo que habla-piensa y el espectador que sonrie, o se muere de risa. Dice Novalis:

"Causa sorpresa que la gente en virtud de un risible error crea que habla por las cosas mismas"

Efectivamente las cosas mismas no hablan, están mudas, porque es el ser consciente quien habla, quien recrea, quien entona o declama, el depositario del énfasis, de la silaba desde donde emanan el resto de sonidos que encadenados entre si tejen una trama con sentido, con sentido semántico, Fuera de la forma, fuera de la literatura no existe sino conversaciónes banales, pero tambien existe el aksara, la vibración sagrada, matriz de todas las formas, un silencio que opera como pantalla de los significados, de todos los significados, es por eso que el silencio es tan intolerable y es por eso que el silencio en ocasiones es mortifero como una arma cargada de infinitas intenciones, aquel que sólo habla y nunca escribió o calló, nunca terminó por meterse en el yugo que encadena a los bueyes a las formas, y es prisionero de la normalidad.

El cerebro sexual

El cerebro es un organo bañado en hormonas, eso asegura una tal Brizendine, neuropsiquiatra americana que está en España haciendo bolos tratando de vender su libro "El cerebro femenino". En él se asegura para quien asi quiera oirlo y por enésima vez que el cerebro de los hombres y las mujeres, no sólo es distinto funcionalmente sino tambien anatómicamente. El cerebro de ellas tiene una complejidad superior en las areas del lenguaje, areas de Broca y de la audición -temporales- y además tambien en el hipocampo, el área que se encarga de formar nuevas memorias y nuevas asociaciones. Al parecer las mujeres tienen una enorme capacidad para conservar rastros mnémicos de la especie, mientras que los hombres por asi decir, tenemos que aprenderlo todo de nuevo. Es por eso que ellas tienden a protegerse de los conflictos y a evitarlos, mientras que ellos vencidos por el peso de la testosterona precisan proyectarse sobre todo mientras son jovenes a alcanzar un cierto rango social y hacen bien porque sin rango no hay sexo y entonces ese 25 % de cerebro sexuado de los machos de poco serviria más que para acumular decepciones. Además la Brizendine asegura que el cerebro femenino cambia y se modifica en cada menstruación, lo que apoya la vieja teoria de que "la donna e mobile" y por eso la mujer y la luna han sido frecuentemente comparadas.
Lo cierto es que es en la adolescencia donde tienen lugar la mayor parte de los malentendidos, ellas se esfuerzan por ser atractivas mientras que ellos se empeñan en lograr un mayor rango entre sus iguales y de ahi vienen las desavenencias, porque en el fondo para ellos ellas son solo un trofeo que exhibir y para ellas resultar cazadas es una señal de que son atractivas, o sea que en la patologia se encuentran al aire precisamente estas motivaciones: hay muchachas que prefieren morir de inanición si no tienen el cuerpo que desean, mientras que ellos pueden verse desplazados a la ultima escala social si no son capaces de llevarse algun trofeo a casa. En el fondo no somos más que simios parlantes.

viernes, 23 de febrero de 2007

Entre los lobos, yo

Los lobos comen, devoran a sus presas, saben como elegirlas, tambien saben cazar utilizando estrategias militares, saben si prefieren éste o aquel sabor, pero no saben que han de comer, que es necesario para ellos, innegociable devorar a otros para seguir viviendo. En realidad los lobos no saben que morirán de cualquier manera, hagan lo que hagan, que sólo pueden aplazar su muerte si siguen su instinto, esto es, cazar, comer, devorar y copular. El "conatum" de Spinoza, o sea la supervivencia, esa fuerza que nos impele sin saber por qué a comer, matar y copular es en realidad una pulsión instintiva sin explicación, se explica no obstante a si misma, pero los lobos ignoran el significado de las pulsiones de Necesidad, simplemente las acatan. Los humanos como nosotros sin embargo tenemos la posibilidad de representarnos tanto la comida como la muerte, poseemos el poder del simulacro y podemos fingir que las ignoramos. Sabemos que nos moriremos y sabemos que el sexo nos gusta, que ambas cosas nos provocan placer, pero lo sabemos de un modo simultáneo con su contrario:sabemos que moriremos, por más que comamos o por más que copulemos. Copular-comer está invariablemente unido pues a la idea-representación de la muerte, por eso hemos inventado la gastronomia y el erotismo, por eso hemos socializado el acto de comer y por eso "la jodienda no tiene enmienda", aunque apenas podamos disimular que no sabemos que la muerte aguarda en lo que comemos y en lo que copulamos, Para comer hemos de matar, para copular hemos de aceptar nuestra incompletud dispuesta en la reproducción, ni siquiera somos capaces de reproducirnos enteros, hemos de mezclarnos con alguien y compartir fluidos y subjetividades, es necesario negociar y asi y todo sólo podremos reproducirnos de mitad a mitad: he aqui la pequeña muerte del orgasmo que es la antesala de la otra, de la verdadera. Es por ello que las ideas de muerte, erotismo y comida (con tres heridas vengo) están necesariamente unidas en el recuerdo, en algun tipo de registro prehumano que no pertenece a la conciencia individual. A nivel personal comer y matar - la muerte- se encuentran bastante disfrazados, ya no necesitamos hacer una matanza para alimentarnos de carne, basta con ir al supermercado a buscar el chuletón envuelto en aseptico celofán, una asepsia que parece que nos separa del hecho en si, que aquello que vamos a comernos fue antes un ternero. ¿Pero donde está el ternero entonces?. No ha muerto, nadie lo vió morir, ha desaparecido que es aun peor, porque el muerto puede conjurarse pero ¿qué hacer con aquel que se muestra en su ausencia? ¿como colocarle la etiqueta de chivo expiatorio a aquello que ha perdido su forma animal?. Si, ha desaparecido,. y esta es nuestra culpa primoridal por muy escondida que se encuentre en las estanterias del supermercado. Y eso que Freud ya lo dijo, "La culpa es anterior a la falta", pero nadie le creyó.
En su aspecto más profundo la negativa a consumir carne supone la negativa a matar y morir que forma parte de la ciclicidad inherente a la vida humana. Hasta los dioses cuando consumen carne o alimentos humanos se convierten en vulnerables: se encuentran sometidos a las mismas leyes fundacionales de lo humano, asumen la culpa primordial de aquellos que hemos aprendido a hacer desaparecer lo existente y quedan sometidos como nosotros al transcurso del tiempo ingresando en el reino de Cronos, el tiempo que hace desaparecer a los seres.
Es por ello que la culpa primordial no es en absoluto un hecho individual, antes al contrario se trata de una culpa ligada a la especie, a la esencia de lo humano, donde todos somos culpables, no importa el lugar que ocupemos en el rito de la matanza, desde el aguador, hasta el pastor, el matarife o el sacerdote que oficia la liturgia asesina sobre el toro, todos, todos, somos culpables incluyendo al toro. Se trata de una culpa pues compartida, una culpa distributiva, de la que solo pretenden salvarse aquellos que no participando del rito abrazan la religión órfica, aquella que dice "Abstenerse de matanzas", se trata de un culto de abejas y bellotas que sólo a medias consigue esconder detrás de un velo, siempre existe un velo que oculta la divinidad, el designio divino. Pobres ingenuos: tampoco ese tipo de alimentación les hace inmunes a la culpa transgeneracional, arcaica que traspasa fronteras y libres albedrios, porque en realidad el libre albedrio se inventó más tarde y quizá tenga relación con el éxito de las religiones monoteistas al liberar al ser humano individual del eterno sacrificio con el que se relaciona con los dioses, con todos los dioses y los toros, fuente de proteinas tan necesarias. Simplificar su número fue un acierto y un ahorro en el consumo de energias para saber a qué dios se ofendió en cada momento, a cambio hubo de inventar una nueva vuelta de tuerca: el hijo de Dios hubo de volver a poner orden y ofrecerse el mismo en sacrificio para liberar a la humanidad, de ahi su éxito y tambien su funesta consecuencia: la culpa se instaló en el cerebro individual y allí sigue, es desde allí que la transportamos como un fardo que vamos pasando de cuerpo en cuerpo hasta encontrar al voluntario de nuestra estirpe que lo lleve "voluntariamente" encima, por eso escribimos poemas que son a la vez formas de exorcizar nuestra certeza más absoluta: desapareceremos. Y por eso la culpa no tiene fin, aunque puede ser transformada, para después ser de nuevo inventada de nuevo y reciclada. Los amores de Io y de Zeus precisan de seis generaciones para terminar amortizándose, ahi termina la maldición del toro, que aparecerá inevitablemente de nuevo a la menor oportunidad.
Hablo de lo humano, por eso la tarea de los hombres es negociar con esa culpa y encontrar soluciones politicas, porteadores del ánimo que se ofrezcan voluntarios y seguir adelante portando cada uno de nosotros el fardo como modernos Sisifos, si es posible transformados en jarra de agua, en Sisifos aguadores.

De-meter, la madre

Demeter es la madre, pero es lo mismo que la hija Persefone, sin ella, sin la hija, la madre dejaria de ser Meter, Persefone, la hija está en el interior, en la esencia de Demeter. Y Demeter es tambien la espiga, el cereal, el trigo en sus tres formas: semilla que se entierra en el suelo, espiga que florece y trigo que se colecta para volver a la tierra o para ser cocido (transformado por el fuego) y comido, de nuevo al origen donde resucita de nuevo para ser inmortal en un nuevo ciclo. Por eso el tres es un numero mitico, femenino que representa las tres fases de la luna, la siembra, florecimiento y recolección. Todas las deidades griegas son tres, tripartitas y se vuelven a reunir en todos los mitos, en realidad Demeter es tambien Atenea y el olivo y Hera y la higuera, es Afrodita y la espuma y es Hecate y la luna y es Nemesis y es una oca que pone huevos a pares, cada una de ellas alumbra un aspecto personal y vegetal, marino y terrestre, el delfin es la madre-agua y el cerdo (o la vaca) es la madre-animal, como la higuera o el olivo es la madre vegetal descontando al trigo que es la madre-madre, la Demeter verdadera, la de las grandes ubres, la Artemisa de Efeso poblada de ubres, la Venus de la fertilidad anterior al orden olimpico, la diosa blanca, la gran madre.
Escribir es un acto de creación y la mujer -guardiana de los significados- está mas dotada que el hombre para hacerlo, ¿como explicar pues que las mujeres cuando escriben no den la talla de los grandes hombres? No tengo una respuesta a eso, pero seguro que tiene que ver con el principio de individuación, que no es otra cosa sino la fusión entre consciente e inconsciente. En el hombre su conciencia es masculina pero su inconsciente es femenino y acuoso, en la mujer sucede al revés, su conciencia es femenina pero su inconsciente es masculino. Los opuestos están invertidos en lo sexos y esta posición afecta sin duda al itinerario de bajada al inconsciente porque en ese sentido la mujer siempre está abajo, bajo tierra en su forma de Demeter, en la superficie en la forma de doncella divina y en el granero en la forma de Hecate, de anciana. Lo mitico domina la mente de los hombres y de las mujeres, pero ella aguarda siempre porque sabe que es irrenunciable volver en forma de espiga o de grano, y él sabe que no podrá volver sin obra, sin hazaña, sin épica, por eso el héroe sale siempre desprendiéndose de lo femenino que hay en él, aunque tambien aspira a la unidad perdida, y esa unidad es la fusión entre masculino y femenino, entre consciente e inconsciente. Ella no tiene prisa porque sabe que es inevitable volver en una forma u otra pero él no tiene esa posibilidad, es un conocimiento al que sólo llegará después de ser solo uno con ella y para ser solo uno con ella el héroe tiene que haber vislumbrado en algun momento que podrá ser uno consigo mismo, algo que sólo se consigue después de muchos viajes al ese lugar donde moran las semillas (la Koré, bajo tierra) y conocimientos. El héroe tiene que resolver muchas pruebas antes de entrar en los misterios de la espiga, un conocimiento que a ella le es dado por la naturaleza, de oficio....ser hombre es un hallazgo, una tarea, que tendrá recompensa o castigo si se cumplen y se aceptan los retos del cruce del umbral.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Los estorninos de Maria Agustina


Suelo pasar a diario por la plaza Maria Agustina y siempre por debajo del ficus centenario donde los estorninos se reúnen en grandes bandadas, coincidiendo con sus periódicas migraciones pre y postnupciales. Ayer al pasar por debajo del citado ficus me sorprendió el graznido interminable de un pájaro desconocido y estridente que con una secuencia programada lanzaba sus cánticos por encima del escándalo que suele presidir la Maria Agustina.
¿Qué es eso?, me pregunté, mientras mi acompañante me decía, “es un disuasor, lo ha puesto al Ayuntamiento para que los estorninos no se reúnan en el ficus y arruinen los abrigos de los paseantes”. No es posible, me dije a mi mismo, hasta que volví a oír el insoportable gemido del pajarraco mecánico.
Afortunadamente los estorninos estaban allí ajenos al maleficio administrativo, pero.....
Los estorninos se reúnen en bandadas periódicamente para hacer “censos de población” mediante los cuales regulan sus próximas nidadas. Es una manera de adecuar el tamaño de sus puestas al ruido del medio ambiente, tanto a la previsión de recursos como a la densidad demográfica. Si, las hembras ponen huevos en función de los escrutinios que hacen tanto de recursos alimentarios como de hacinamiento. Pero quien inventó la ley inventó la trampa, porque los machos hacen mucho más ruido para engañar a las hembras y hacerles creer que ya son demasiados. Es increíble, pero ellas caen en la trampa y después de oír el escándalo machista de sus congéneres restringen sus puestas.
De manera que el disuasorio del Ayuntamiento no es sino una manera de hacerles el juego a los machistas estorninos que quieren tener ventajas sobre la población de machos de la próxima quedada, que será en primavera.
El sonido gutural del pajarraco no resulta de ninguna manera disuasorio para las defecaciones otoñales de los tramposos estorninos ellos o las engañadas estorninas ellas, sino que tiene un efecto no deseado. ¿Tendrán en el ayuntamiento algún asesor ecologista?
Dejad a los estorninos en paz y no me arruinen ni un solo huevo de estornino en primavera en Maria Agustina. Castellon de la Plana.


Por qué las mujeres se deprimen y los hombres se drogan


En sus estudios con primates Chance en 1970 observó que existían dos clases de mecanismos competitivos, los agonísticos que se establecen en situaciones muy jerarquizadas que se llevan a cabo mediante la amenaza o intimidación, un modo competitivo que sería millones de años más antiguo que la competencia hedonística: aquella que se establece a través de la seducción o el atractivo y que evolucionó probablemente desde situaciones donde la competencia agonística había sido desactivada o no era necesaria. Más tarde Price (Price 1992) elaboraría su teoría de la rivalidad social a partir de estas observaciones, en la que se basó también Brown (Brown et alt 1986) en su conocida teoría sobre el origen social de la depresión
Ambas estrategias tienen el mismo objetivo: obtener un mayor rango social y disponer de un mayor número de hembras con las que copular, lo que asegura una mayor supervivencia y un mayor numero de descendientes, mientras la primera obtiene estos bienes desde la lucha y la defensa de la supremacía en el clan, la segunda admite ciertos matices que proceden del atractivo o del liderazgo que otros seguirán sin que medie imposición alguna por parte del dominante
En el siguiente esquema vemos como el eje vertical va desde la posición de dominancia hasta la posición de sumisión dependiente del rango y en el eje horizontal encontramos un claro ajuste social en la izquierda y el aislamiento social en la derecha así como las estrategias conductuales que presiden cada uno de los distintos cuadrantes: en la derecha, huida (flight) , una pulsión que activa los instintos de defensa que tienen que ver con el miedo y más abajo el escape social (withdrawal) que estaría relacionado con una conducta de desapego, introversión o esquizoidia. En la izquierda y en el centro el atractivo como foco conductual desde el que arranca en el plano horizontal la pulsión gregaria y más abajo en el eje del rango la conducta de docilidad o apaciguamiento (yielding), una situación donde se ubican los perdedores de la competencia agonística, mientras en la derecha podemos ubicar a los perdedores de la competencia hedonística. Ni que decir tiene que los que están debajo albergan autoconceptos y autoestimas más bajos que los que están arriba y que los que están a la derecha, presentan mayores disfunciones del tipo de la impulsividad y del juicio de la realidad que los que están a la izquierda.

Chance observó que en el modo agonístico, el número de individuos dominantes y subordinados se mantenía constante merced a oscilación critica y que determinados individuos se escindían del grupo para evitar los ataques de los individuos dominantes. Este tipo de conducta que Chance denominó “escape revertido” era típico de los conflictos agonísticos jerárquicos, que contrasta con la libertad individual de quedar aparte dentro del propio grupo o dejarlo de vez en cuando, cosa que es posible esperar en el modo de competencia hedonístico.
El modo agonístico prevalece cuando el potencial para la rivalidad está presente pero inhibido, como resultado, los individuos permanecen en un estado de tensión psicológica, aunque la agresión física queda de este modo preservada.
Parece apropiado incluir la competencia agonística como el paradigma de agresión ritualizada entre machos (Moyer 1976) En este sentido se ha considerado que los trastornos depresivos vienen filogenéticamente derivados de programas seleccionados de rango y de apego, un conflicto que es posible observar mayormente entre los hombres, lo cual nos lleva a preguntarnos entonces ¿por qué es más frecuente la depresión en las mujeres?
Es evidente que existen respuestas biológicas y sociales a esta pregunta. Desde el punto de vista evolutivo es posible especular que hecho el balance entre ventajas y desventajas reproductivas y de supervivencia, los machos saldrían muy mal parados en sus puntajes evolutivos con respecto a la depresión que siempre aparece en la edad reproductiva. Efectivamente, la depresión disminuiría el éxito reproductivo de los machos más intensamente que en las hembras , dado que la reproducción necesita mas determinación, energía e iniciativa en el macho que en la hembra. En consecuencia los machos depresivos se reproducirán menos que las hembras depresivas (Stevens y Price 2000). En otras palabras la presión selectiva para la depresión está limitada por el efecto de la depresión en la reproducción, lo que explicaría que la depresión fuera más común en las mujeres que en los hombres.
El mismo argumento sirve para explicar la otra cara de la moneda: ¿por qué los hombres consumen más substancias tóxicas, comenzando por un mayor consumo de alcohol que las mujeres?. Existen evidencias de que el consumo de substancias no ejerce en los hombres un menoscabo en su atractivo o rango, así como tampoco influye en su éxito reproductivo. Aun más existen evidencias de que determinados machos pueden ser elegidos a partir de sus hándicaps físicos (Zahavi 1995) o psíquicos.
Gilbert sostiene que el apego ansioso que Bowlby describiera predispone a una sensibilización del sistema opioide que a la larga puede conducir a conductas adictivas del tipo del abuso de sustancias, drogas o alcohol, donde es posible adivinar como el individuo se mueve en las relaciones de rivalidad entre machos en la línea horizontal adoptando el modelo hedonístico y revirtiendo su agresión hacia sus padres, esposa o sus hijos, mientras va desplazándose cada vez más hacia la derecha cuando está sobrio a través de mecanismos de retirada social y donde sólo el tóxico parece capaz de desplazarle hacia una cierta integración social en su grupo ; paulatinamente la baja autoestima o depresión de derrota se instalan entre los periodos críticos. Un movimiento oscilatorio que podría explicar la tozuda y conocida negación y falta de insight que parece evolucionar simultáneamente con el grado de deterioro físico y psíquico del drogodependiente, que apela a la dominancia y a la lucha (fight) junto a su huida del modelo del yielding característico de las mujeres que no tienen – a diferencia de los hombres- demasiados escrúpulos en mostrarse débiles o necesitadas.
Si es cierto que los conflictos agonísticos acerca del rango están implicados tanto en la depresión como en el consumo de tóxicos (Gilbert 1989), es cierto también que la conducta agonística puede ser empleada por los machos para dominar a las hembras, así como también formar parte de los conflictos de rivalidad entre hembras (Abed 1998). Efectivamente, en los conflictos maritales es más frecuentemente el macho quien domina a la mujer, por lo que esta se encuentra forzada a activar las subrutinas del yielding o apaciguamiento o del helplessness o desamparo y a sufrir sus consecuencias emocionales.
Sin contar la rivalidad del postparto que las hembras tienen que dilucidar con sus crías, la mujer está sometida además a una depresión por deprivación (de sexo, oportunidades o actividades sociales) y es por tanto mayormente vulnerable a las pérdidas, o a las amenazas de perdida de sus figuras de apego, mientras que los machos son más sensibles a las depresiones de derrota (Stevens y Price 2000)
Naturalmente, la teoría del rango (Price 1967) no debe interpretarse en el sentido social más convencional del término, sino en la percepción subjetiva del rango, es decir del lugar que un individuo ocupa en una virtual escala social, los lugares a los que aspira pero a los que sabe nunca podrá acceder y sobre todo los descensos percibidos en relación con conflictos competitivos en esa escala. De no ser así, sólo tendrían depresiones los pobres o los parias y sabemos que las depresiones están representadas en todas las clases sociales, que no se corresponden simétricamente a la percepción individual que los individuos suponen que ocupan en dicha jerarquía, sobre todo en los conflictos que derivan de haber perdido en la confrontación en las relaciones agonísticas que expulsan al individuo hacia abajo en la jerarquía social.
En este sentido la depresión tendría un valor adaptativo sugerente en tanto que puede servir para retirar energías de empresas o actividades sin rendimiento (Nesse 1999) a la vez que devolvería al perdedor un cierto control sobre su situación y su ambiente. Se ha insistido mucho sobre todo desde posiciones psicoanalíticas y con mayor énfasis en las sistémicas acerca del enorme poder paradójico que puede acumular una persona enferma (Price & Gardner, 1995). En relación con la depresión es evidente que podría corresponderse con estos mensajes:
- Uno hacia los dominantes en la jerarquía, algo así como “ no compito con vosotros porque estoy enfermo”
- Otro hacia los iguales o los pares “ no compito con ellos porque estoy enfermo”.Un control sobre el ambiente que es posible completar con la suposición de que la activación del yielding por si sólo no puede mantener una situación crónica de enfermedad. Es necesario además que el individuo convierta su trastorno del humor en una secuencia comunicativa adquirida mediante el trasiego pragmático del síntoma y el entorno (Berrios 1995), del modo más eficaz para sus fines que puede incluir la disforia ( una cierta hostilidad manifiesta) o la ansiedad (el apego ansioso). Es necesario además que alguien – el psiquiatra- opere la necesaria abreacción, mediante el proceso del diagnóstico que comunicacionalmente hablando no es sino una forma de negociación y cuyo objetivo es en todos los casos lograr detener la espiral o la cascada sintomática que harían el proceso irreversible.

Qué es una familia

Una de las organizaciones sociales más importantes y omnipresentes en todas las sociedades humanas y a través de todos los tiempos ha sido y es la familia: el lugar donde se articulan las conductas mas sublimes y mas siniestras de todas las que el individuo dará cuenta a lo largo de su vida. Podríamos definir a la familia como el grupo social que aglutina a sus miembros en función del parentesco, exceptuando a la propia pareja reproductora que no posee relación alguna de parentesco con el actor principal aunque es el eje sobre el que gira la danza de los próximos o parientes. Pero establecer y definir qué es un familia no es una cosa fácil ¿Es una familia la pareja sin hijos? ¿Y cuando existen distintos hijos conviviendo juntos en una misma unidad familiar, estamos entonces hablando de una familia o de dos? ¿Es una familia el grupo de convivencia que se articula en torno a la pareja homosexual?
Dar una definición de qué es una familia y por tanto qué no es la familia es una tarea tan difícil como definir un sexo. Dar una definición de lo que es un macho o una hembra y que alcance a todas la escala de organismo vivientes es tan complicado como definir a la familia , a pesar de que intuitivamente todos podamos tener una idea bastante realista de ella.
Personalmente me inclino por definirla como aquella situación de convivencia entre miembros de distintas generaciones, vinculados entre sí por alguna clase de parentesco y que guardan distintas clases de limites relacionados con el poder que cada uno de sus miembros o subsistemas ostentan en el seno de la misma. Otra definición que estaría relacionada con la anterior es que es familia:
1) aquella organización donde las distintas generaciones que la componen no se reproducen al mismo tiempo.
2) Aunque no están del todo exentos, la familia es aquella organización que se caracteriza, en relación con el resto de individuos que no la componen por una atenuación de las rivalidades sexuales, fundamentalmente entre los subsistemas parental y filial.
3) Y también la asimetría en la provisión de cuidados y aportes alimentarios, en el sentido de que el subsistema filial está exento de proporcionar tareas de aprovisionamiento de recursos de este tipo.
Una de las propiedades de la familia, es pues, la atenuación de conflictividades de tipo competitivo .que podemos esperar en nuestra relación con el resto de miembros que no son familiares o parientes, con la única excepción de aquella que se produce entre hermanos similar o semejante a la que se produce entre individuos no emparentados entre si. Dicho de otra manera, la competencia sólo aparecerá atenuada en la relación que los subsistemas familiares componen entre si, aunque es predecible que opere en los subsistemas fraternal o parental, padres o hermanos entre si..
Otra propiedad que procede de la asimetría es que en la familia los cuidados parecen operar de detrás a adelante: la preocupación de los padres por sus hijos es superior a la preocupación de los hijos por sus padres, tanto en lo que se refiere al aporte de recursos materiales, como emocionales y de cuidados de todo tipo.
Se ha señalado con razón que la familia es también la única organización social que opera a través de modelos antidemocráticos y antiigualitarios, en efecto en la familia existe un nepotismo y un favoritismo difícilmente asumible por cualquier otra organización social democrática.
¿Pero qué sería del mundo sin favoritismos? Si yo decidiera repartir la comida entre todos los hambrientos con independencia del vínculo que tengo con ellos, ¿quién me aseguraría que mis hijos recibirían un suplemento a sus necesidades? ¿ a quién se dirigirían mis hijos si yo fuera tan justo que repartiera mis bienes entre todos los necesitados?
De donde se deduce que la familia es un buen refugio para hacer frente a la competencia social del mundo no familiar y una de las razones por las que aun evolucionando y mudando de forma haya permanecido intacta como institución social.
Si la teoría del gen egoísta de Dawkins es cierta y comenzamos a admitir que las cosas son como son y que podemos mejorarlas sólo en la medida en que tengamos un mapa correcto de la realidad, tenemos que admitir que todos somos más complacientes, generosos y bienhechores con nuestros hijos que con el resto de la humanidad. Es de esperar, al fin y al cabo, con mis hijos comparto genes y secuencias de genes y con el resto de la humanidad muy poca cosa. Por la misma razón cuando sea injusto, mendaz, autoritario o incluso cruel mis hijos tiene más posibilidades que usted de sufrir las consecuencias. Es lógico a ellos les quiero y a ustedes en absoluto. Y les quiero porque son mios: es decir llevan mis genes.

martes, 20 de febrero de 2007

Violencia de género en el acuario

Uno de los problemas de las parejas humanas opulentas es que nos hemos quedado sin depredadores naturales, entre otras cosas porque nos hemos encargado de hacerlos desaparecer a todos. Y no lo digo en broma. El viejo mecanismo de transformación de la agresión sexual en agresión extrasexual parece haberse debilitado en nuestra especie, como casi todas las inhibiciones parecen haberse transformado en prescripciones sociales, si atendemos a los casi diarias noticias sobre agresiones en el hogar con resultado de muerte.
Una de las razones de este debilitamiento es que ya no existen depredadores específicos de nuestra especie que puedan ritualizar la defensa común del territorio que es al parecer uno de los mecanismos que hacen de las parejas de pececillos de Lorenz una parejas fieles y eternos compañeros, la reorientación de la agresión (Tinbergen 1969) o su desplazamiento es uno de los rituales que amortiguan la agresión sexual. Lo curioso de estos peces del género cíclidos, es que tanto la agresión territorial de defensa que es compartida por ambos sexos, como la agresión extraspecífica trae como resultado la indestructibilidad del vínculo de la pareja, pero no crean que el cortejo fue fácil, ella invirtió muchas horas en seducir al aguerrido pececillo macho de colores, siempre entrando en su campo visual de costado y huyendo como marcan los cánones de la buena seducción antes de que el macho le diera un viaje o un buen mordisco. Poco a poco la hembra mediante técnicas depuradas de buena y sumisa seductora va propiciando la desactivación de su agresividad, hasta que llega un día en que estas maniobras de sumisión van dando lugar a una especie de "desafío" de igual a igual en el centro del territorio del macho. Entonces lo que sucede es algo extraordinario: el macho se apresta al ataque ante tamaña osadía, pero en el último momento, cuando ya se masca la tragedia, el macho desvía su agresión hacia cualquier pececillo de los alrededores. Es entonces cuando la hembra decide poner sus huevos en el suelo o al abrigo de un costado del acuario, el macho los fecunda en el agua y ambos se convierten en una pareja feliz, que defenderá su territorio de por vida, se convierten desde entonces en inseparables. Lorenz interpreta que el cambio de planes del macho se debe al miedo hacia la hembra (en realidad la confusión entre atacar o huir), siempre que la hembra haya logrado mediante su lidia continua haber previamente desactivado cierta dosis de agresión. O dicho de otra manera: en las especies donde la agresión no puede desactivarse del todo tras la copula (es incluso más necesaria que antes) o bien porque se trata de especies muy agresivas, la estrategia de la hembra es una conducta de sumisión que poco a poco va convirtiéndose en desafío a medida que el macho va habituándose a la presencia de una compañera. A medida que la hembra gana la confianza del macho aquel va aceptando su presencia, hasta que en una suprema y heroica confrontación precopulatoria el macho decide desfogarse con otros congéneres y emparejarse definitivamente con la hembra.
Lo realmente curioso de la viñeta anterior es que macho y hembra no se reconocen entre sí, es decir carecen de mecanismos para identificar el sexo de su congénere. Todo parece indicar que en las especies donde la identificación sexual es imposible visualmente es a través del ritual como el macho reconocerá a la hembra y también explica la ambigüedad misma del ritual que es similar tanto con una hembra o un competidor, dado que para el macho cualquier congénere es sobre todo un intruso. Sólo termina por entender que la hembra es una hembra a partir de su ceremonia de sumisión, dicho de otra manera el macho sólo se emparejará con alguien que se le someta y la hembra sólo aceptará a alguien que la haga sentir sometida.
Asi se reconocen los pececillos en el acuario y asi se renuncia a la agresión sexual.

lunes, 19 de febrero de 2007

¿Por qué respetamos el tabú del incesto?

El incesto es otro ejemplo de una conducta- en este caso una prohibición- universal que atraviesa a todas las culturas, lo que indica que en su preservación hay algo que va más allá del sesgo cultural: si no está determinada por la cultura debe existir en el patrimonio genético de toda la humanidad o al menos se trata de un aprendizaje fácil (prepared learning), como la fobia a las serpientes (Marks, 1991)
Los estudios sobre el incesto proceden de modelos antropológicos y de ellos procede nuestro conocimiento sobre la universalidad de su presencia. Sin embargo el incesto también se halla presente en el mundo animal, no se trata pues de un fenómeno tan sólo cultural, como sostienen algunos antropólogos sino biológico.
No todos los animales tienen la capacidad de reconocerse como individuos, y parece que solo en aquellas especies donde los individuos son capaces de reconocerse entre si se preserva la institución del incesto, al menos en lo que respecta al incesto madre-hijo y entre hermanos.

Es necesario que los animales se reconozcan
Generalmente los animales que se reconocen entre si lo hacen cuando tienen rasgos diferenciales en el rostro, cosa que sucede en aquellas especies donde el rostro ha alcanzado una cierta diferenciación. En las cebras por ejemplo el reconocimiento se hace a través de patrones del rayado y no parece que vaya más allá del tiempo en que permanece activada la impronta (imprinting): el necesario para que las crías reconozcan a la madre y no la pierdan de vista hasta que se hacen autónomas (hasta el próximo embarazo de la madre). Otras especies - las más comunes- se reconocen por el olor o por los sonidos que emiten. Reconocimiento y marcaje sexual son pues instintos que participan de algún modo simultáneamente en ambos propósitos: territorialidad y seguimiento. Existe pues, una relación entre el reconocimiento y el marcaje o balizado sexual, dicho de otra forma: el reconocimiento entre individuos pudo evolucionar desde la necesidad de marcaje sexual del territorio.
Sin embargo los cánidos parecen contradecir lo dicho anteriormente. El incesto es muy frecuente, lo que significa que en las especies donde el modelo de apareamiento sexual es promiscuo, el tabú del incesto no se respeta.
No obstante entre la impronta y el incesto pueden existir relaciones al menos en las especies con el cerebro más evolucionado.
Para explicar este fenómeno se han invocado varias explicaciones:
1.- La hipótesis de la familiaridad (Eibl-Eibensfeldt,1995). Crecer juntos puede fabricar una especie de aversión entre los sujetos que les impida aparearse.
2.- La hipótesis biológica: el incesto haría aflorar alelos recesivos que podrían resultar fatales desde el punto de vista genético cuando se dieran juntos en un mismo individuo.
3.- La hipótesis psicoanalítica: la prohibición del incesto se fundamenta en el crimen ritual de la horda que erige al asesinado como tótem y protector de la misma. De este parricidio surge el tabú del incesto, ambos pues, parricidio e incesto se hallan relacionados simbólicamente (Freud, 1912) y participan de la misma prohibición.
4.- La hipótesis económica. La exogamia favorece los vínculos extrafamiliares al tiempo que favorece el reparto del trabajo comunitario. La madre de un adolescente joven puede verse favorecida por la llegada al núcleo familiar de una hembra joven bien dispuesta para el trabajo. A cambio, ese mismo padre puede "perder" a una hija, porque sabe que tendrá el recambio de una nuera en otro lugar (Levy-Strauss, 1998).
Ninguna de estas explicaciones por si mismas ofrece argumentos irrefutables aunque todas poseen gotas de verdad o intuiciones interesantes que aportar. Las explicaciones biológicas parecen incontestables si no fuera porque la emergencia de esos alelos fatales tarda muchas generaciones, las suficientes para no ser conservadas en la memoria de tres generaciones ¿cómo saben esto los simios que respetan el tabú del incesto?.
La hipótesis familiar sirve para explicar la aversión entre hermanos, pero no explica el respeto del tabú de madre a hijo. Las hipótesis económicas son sugerentes pero no explican el tabú en los simios como tampoco lo hacen las explicaciones psicoanalíticas.

La paradoja biológica del incesto

Además existe una paradoja biológica: si mi hija tiene un 50% de mis propios genes tener un hijo con ella supondría la supervivencia en mi hija-nieta de un 75 % de mis propios genes Se trataría de un superhijo que se acercaría a mi genoma más que cualquier hijo que pudiera tener con otra hembra. Si pudiera engendrar otro hijo con mi hija-nieta su genoma y el mío coincidirían en un 87.5% y así sucesivamente hasta constituir una asíndota, una curva que nunca llegaría a ser yo (mi clon o 100% de mis genes) pero se acercaría bastante - desde el punto de vista genético- a lo que sucede en la reproducción asexual donde el individuo se replica entero.
Desde el punto de vista del egoísmo genético esta estrategia podría ser considerada como una estrategia válida y sin embargo sabemos que biológicamente hablando no lo es ¿Cuál es la razón de que no se trate de una estrategia evolutivamente estable?
Desde el punto de vista de Trivers una estrategia evolutivamente estable (EEE) es aquel rango de conductas cuya transgresión da pérdida en el contaje de puntuaciones evolutivas, aplicando un modelo de simulación del tipo que se encuentra en la teoría de los juegos (M. Smith 1988). Es evidente que el incesto o la endogamia repetida da lugar a la emergencia de genes inestables o letales en la población que la practica. ¿Pero como saben esto los individuos concretos?

Otra vez tenemos que volver a las ventajas que supuso la reproducción sexual en la diversificación de los genes y a suponer un automatismo programado o preformado (Mc Guire y Troisi, 1998) por la especie en la preservación de estas estrategias o a suponer algún tipo de aprendizaje ligado al "imprinting" o al apego (Bowlby, 1998) teorías ambas que no se encuentran en contradicción mutua (en realidad el apego es un imprinting evolucionado) pero nos quedan sin explicar las diferencias entre las conductas incestuosas entre padres y madres.
En nuestra especie el incesto de padre a hija sigue siendo aun hoy mucho más frecuente que el incesto de madre a hijo, siendo el incesto entre hermanos intermedio en frecuencia a ambos y similar al que puede darse entre parientes de segundo orden. El incesto de madre a hijo es pues muy raro en el hombre y en el mundo animal y además se halla protegido con un tabú o inhibición más potente que sus variantes, hasta el punto de que Freud llamaba al incesto entre madre-hijo el incesto verdadero. ¿Cuál es la razón de esta diferencia?
Es necesario volver al tema de la certeza. La certidumbre para una madre de que su hijo es su hijo es total, mientras que para el padre es aproximativa. La impronta - el reconocimiento- de la cría por su madre y de la madre por su cría es en algunas especies, vital para su supervivencia. En el ser humano este fenómeno ha sido sustituido por el apego (Bowlby, 1969), la emergencia de una emoción nueva que sustituiría al deletéreo "imprinting" y lo haría más complejo y persistente con arreglo a las necesidades de nursing y teaching de las crías humanas obligadas - debido a la estrechez del canal del parto derivada de la bipedestación- a una mayor dependencia de la madre y durante más tiempo que cualquier otra cría de cualquier otro animal precisa para su supervivencia. Dicho de una manera más clara, la prohibición del incesto de madre-hijo puede explicarse sociobiológicamente por el egoísmo genético que tiende a diversificar los genes individuales y a evitar combinaciones letales. Este aprendizaje puede estar programado por la especie como un automatismo o un aprendizaje ligado a la impronta que es reforzado por el apego y el largo tiempo de crianza y cuidados que precisa el bebé humano. En este sentido las mujeres podrían tener una mayor cantidad de controles que operarían como aversivos y disuasorios en el apareamiento con sus hijos. Los hombres carecen de este mecanismo innato (aunque no de la capacidad de apego que les protegería del apareamiento con su propia madre) por lo que es de prever que el incesto entre padre-hija sea más probable y mucho más probable entre padre e hija adoptivos (Thornhill 1992) y que resulte sólo penalizado en el cerebro individual por controles sociales o jurídicos. El hombre precisa pues de un mayor aprendizaje social a este respecto dado que su egoísmo genético puede operar a favor de la consumación del incesto con sus propias hijas a fin de preservar una mayor cantidad de sus propios genes.

El trauma segun Freud (cien años depués)

Histeria es igual a trauma y para Freud es trauma:
Una impresión sensorial que supera la capacidad psíquica de descarga, mediante la motilidad y la representación mental.
A proposito del caso de Isabel, Miss Lucy y Anna O:

Para Freud el trauma por sí mismo carece de importancia, no le prestó nunca atención especifica a pesar de que sabia que el origen de la histeria era traumático, Freud se ocupó sobre todo de las operaciones mentales que hacian los pacientes con la impresión recibida, es decir los conflictos con su subjetividad. El concepto de estrés postraumático que requiere un criterio de estrés objetivo, intenso o prolongado en el tiempo es un desarrollo posterior al concepto freudiano de trauma. El TEP es un concepto mucho mas restringido que el concepto freudiano.

Mediante el mecanismo de disociación los contenidos representacionales del afecto se separan siendo expulsados de la conciencia aquellos que entran en antagonismo con lo que Freud llamó “impulsos inaceptables”, que no siempre coinciden con el miedo insuperable (del trauma del TEP) y que en aquella época solian ser pulsiones eróticas que entraban en conflicto con la moralidad victoriana.

La disociación ya había sido descrita por Janet y no hace falta decir que es el mecanismo inverso de la asociación: el mecanismo que aglutina o une aquellos elementos mnénicos que aparecen juntos en la impresión sensorial. Al parecer la disociación es un mecanismo vestigial cuyo objetivo es procurar analgesia y anestesia cuando se percibe una amenaza que supera los mecanismo ancestrales de lucha o huida. La disociación tiene efectos sobre la cognición, la percepción, la memoria y la conducta y es un mecanismo para el que existe una facilitación individual que tiene que ver con la capacidad de sugestión, autosugestión e hipnotilizabilidad.

Existe una fase de latencia durante la cual no hay síntomas
Posteriormente en un estado de agotamiento o estrés inespecífico se desarrolla un síntoma orgánico que sirve de matriz (de recuerdo) para desarrollar mas tarde la conversión. La conversión siempre se asienta sobre un terreno predispuesto, en el caso de Isabel, los dolores de piernas que aparecieron durante la enfermedad del padre son para Freud de carácter reumático (por enfriamiento), en el caso de Miss Lucy, la conversión se asiente sobre un órgano enfermo (la nariz, miss Lucy padecía una rinitis purulenta)


Muchas de las pacientes de Freud enfermaron después de haber cuidado de sus padres enfermos (en el caso de Isabel 2 años después, aunque coincidiendo con la enfermedad de su madre), pero tuvieron sus primeros síntomas durante la enfermedad de su padre, en el caso de Isabel se observa que los primeros dolores aparecen durante la enfermedad y que la enferma los atribuye a haberse resfriado al levantarse de noche descalza. Freud hace una disgresión sobre los efectos patógenos sobre el cuidador y lo atribuye a la retirada del interés sobre el Yo, es decir a una supresión narcisitica, “dejar de pensar en uno mismo, mientras se dedica a la tarea de cuidado”. Además llama la atención sobre el falso enlace, es decir la falsa atribución que el paciente hace de sus síntomas

Mas tarde se produce otro estimulo o impresión sensorial que puede ser banal pero emparentada con aquella original de especial significancia subjetiva para la enferma.

Es decir el trauma se desarrolla en dos tiempos, (y además sus efectos son acumulativos), porque aunque casi siempre la segunda impresión es banal en relación con la primera puede darse la situación inversa, sin embargo es condición para la conversión este desarrollo en dos tiempos, no sólo por el efecto acumulativo del trauma sino porque hace falta un tiempo de preparación del terreno histérico sobre el que se asienta el síntoma. El parentesco entre ambas impresiones está ligado a la cadena asociativa que puede explorarse en el recuerdo.

Entonces se desarrolla la conversión sobre el recuerdo de aquel dolor orgánico y con los materiales del síntoma histérico (deseo+prohibición)

El síntoma histérico es una condensación entre el deseo (en este caso erótico con el cuñado) y su prohibición (la reciente muerte de la hermana). La conversión es un recuerdo traumatico que opera de forma inversa a la inervación normal (de arriba abajo) y sólo está en el cerebro y no en el órgano periférico. La elección de órgano en este caso (la zona histerógena) es artificial y no cumple ninguna ley de la anatomía, al tratarse de un camino equivocado que toma la conversión para su expresión sintomática. Freud aclara que no es que la conversión represente un lenguaje simbólico, sino que como el lenguaje común extrae del símbolo su gramática y su semiótica. El símbolo sería el precursor del lenguaje y también de la conversión

Lo que se convierte es aquello que fue desechado de la conciencia en primera instancia, siendo el segundo “trauma” un recuerdo encubridor del primero.

En este sentido el recuerdo por parte de Isabel de sus devaneos con el acompañante no representa el trauma en su estado original sino el recuerdo que sirve para obturar a la conciencia el paso de la huella mnémica que representó aquel pensamiento en la cama mortuoria de su hermana “ahora ya está libre, puede hacerme su esposa” y que fue el punto de arranque de la hipótesis de Freud y su interpretación.

Freud se pregunta como es posible que Isabel enfermara de su dolor en las piernas antes, mucho antes de que se produjera esta escena, pero una vez descubierta este enamoramiento, la propia paciente fue capaz de recordar otras escenas que se habían producido antes de que su hermana se casara, concretamente mientras eran novios y describe la escena en que le conoció: concretamente el se confundió de persona e intimaron enseguida.. Lo que significa que el enamoramiento de Isabel fue fraguándose en su conciencia y rechazándose al mismo tiempo, durante largas temporadas, es decir la conversión no se articuló de un dia para otro, sino que fue edificándose ladrillo a ladrillo. Isabel sabia y al mismo tiempo ignoraba su enamoramiento por el cuñado, no se trataba de un deseo reprimido sino suprimdo de la conciencia por la instancia moral (el impulso inaceptable), posteriormente el recuerdo se olvidó, como sucede siempre con los traumas originales aunque pudo recuperarse con la libre asociación.
Las histericas en la epoca de Freud, ¿hay alguna hoy?

Lo que hoy nos llama más la atención de estas pacientes de Freud es su extrema candidez, su inocencia. Es difícil pensar que nuestras pacientes de hoy pudieran enfermar por causas tan sutiles. Sin embargo es bueno no perder de vista que Freud veia histéricas burguesas de la Viena victoriana que distaban mucho del perfil de pacientes que trató en su época de la Salpetrière con un predominio de campesinas asiladas con antecedentes de maltrato y abusos infantiles de todo tipo. No es de extrañar que con este muestreo de pacientes tan sesgado por las condiciones económicas Freud cambiara de opinión respecto a la veracidad de los relatos que sus pacientes hacían en estado de sugestión hipnótica, técnica que el mismo abandonó cuando cayó en la cuenta que la asociación libre en estado de vigilia podía hacer remontar a la conciencia el trauma original que no necesariamente estaba reprimido, solo olvidado y a veces defendido en los casos que el llamó de histeria de defensa como en este caso de Isabel donde el síntoma sirve al propósito de la resistencia es decir como oposición al recuerdo.
Llama la atención también el carácter asertivo, critico y ambicioso y “de buen juicio moral”, que casi todas sus pacientes presentaban. Dicho de otra manera las pacientes de Freud eran mujeres muy parecidas en sus condiciones intelectuales y volitivas al modelo de mujer actual. La diferencia estaba en la frustración de las posibilidades de desarrollo individual dentro de aquella sociedad. Las mujeres de la Viena victoriana (me refiero a las mujeres de la burguesía) se educaban durante la infancia igual que los niños, incluso los padres facilitaban su ambición y sus deseos de aprender pero a partir de la pubertad se las apartaba de los estudios, castrando así de raíz su desarrollo intelectual, que previamente se había estimulado; solamente las mujeres que no tenían familia debían de arreglárselas para ser independientes y trabajar (como miss Lucy), el destino común para ellas era o el matrimonio (que usualmente era vivido como la renuncia a un juicio propio) o el convertirse en una tía amable que cuidara primero de los padres y luego de hermanos y sobrinos. Mantener una familia unida mediante este sacrificio individual era corriente en aquella época y estas mujeres valientes y de alguna forma intensas eran designadas como lideres de esa tarea. Se trataba de una verdadera cautividad donde era necesario sacrificar los deseos de independencia y no sólo eróticos que cuando despertaban (en forma de ensoñaciones o de pretendientes) ponían en peligro la unidad familiar y su rol eterno de cuidadoras de padres enfermos. Tanto Anna O. como Isabel enferman después de haber cumplido con creces su papel de hijas perfectas al servicio de su padre enfermo, tarea que no termina ahí sino que va encadenándose con otras enfermedades, la de la madre, la de la hermana, etc y el propio Freud llama la atención sobre el efecto agotador de una labor tal de enfermería si, sobre todo cuando se pierde sueño a causa de estos cuidados, sin embargo Freud no se plantea en ningún momento sobre las razones por las que sus pacientes cuidaban a sus padres, ¿alguien les preguntó acerca de ese extremo? ¿o simplemente este papel se adjudicaba en función de haber sido elegida para esta función por la tradición familiar? ¿Cuidaban enfermos estas pacientes precisamente porque eran obstinadas, ambiciosas, intensas? ¿O era más bien una tarea impuesta sobre las que nunca se pidió su opinión? En cualquier caso de lo que no cabe ninguna duda es que existe una diferencia entre Isabel, la cuidadora y sus hermanas casadas que no participan en esta función.
Resulta al menos curioso que “cuidar enfermos” no se considerara en si mismo como un trauma o al menos como un estrés importante bajo cuya influencia pudieran surgir conversiones o somatizaciones diversas y que también podrían haberse explicado mediante el recursos del antagonismo entre un deseo de independencia y su prohibición: cuidar enfermos.

domingo, 18 de febrero de 2007

Ladys in the lake



Este cuadro de Gonsalves recuerda a Escher y sus figuras imposibles, pero tambien a Dali y a Magritte. Las doncellas que pasean por la orilla del agua, ¿son doncellas o abetos invertidos?

Ni una cosa ni otra o las dos tal vez porque el ojo tiene que dar cuenta de lo que ve y completarlo, darle forma. El cerebro humano se ocupa casi constantemente en "inventar" formas, y la secuencia de esas figuras femeninas que emergen del agua parecen dar a entender a nuestro ojo que son figuras humanas, aunque tambien podrian ser los reflejos en el agua de los abetos de la ribera.

El cerebro humano es recursivo como las figuras de Escher y Gonsalves pero tambien autopoyético, tiende a completar lo incompleto o tiende a encontrar sentido al sinsentido, inventando si es necesario una realidad escotomizando la irrealidad. Si eso lo hace el ojo, ¿qué no hará la conciencia cuando se enfrenta a la ambigüedad de una relación personal conflictiva?

sábado, 17 de febrero de 2007

Kava-kava (Piper Meristhycum)

El Kava-kava es una planta de la familia de la pimienta y de origen indonesio y más concretamente de las islas Fiji donde su cultivo es endémico. De sus hojas se extrae -en el folklore de aquel lugar- un brebaje embriagante del que tenemos noticia desde el desembarco del capitán Cook en las islas Sandwich.
Desde el punto de vista farmacológico su actividad psicoactiva está mediada por las kava-pironas o kavo-lactonas, unas sustancias no nitrogenadas que no son, por tanto, alcaloides. En Fiji, donde no conocían el alcohol etílico se utiilizó en ceremonias y rituales festivos, aunque no en rituales mágicos o espirituales, aprovechándose de su efecto estimulante. Al parecer en todo el pacifico se utilizan estas plantas del genero "piper" para ceremoniales relacionados con lo festivo o lo lúdico, algo así a lo que los indios americanos hacían con el tabaco.
El interés actual por la Kava, procede de dos clases de ideas: los que creen que se trata de una sustancia psicoactiva y enteogénica y los que creen que el Kava es un sedante. En Europa, aunque no en España, el kava se encuentra comercializado y se vende como ansiolitico, aunque mi opinión es que no es exactamente un ansiolitico.
Existen extractos de plantas cuyos efectos son tan paradójicos que son imposibles de clasificar, probablemente por la enorme cantidad de principios activos que existen en su composición, con todo se cree que es la meristicina la responsable de su actividad farmacológica, pero existen otros autores que nombran hasta 20 distintos principios activos en la planta.
El kava-kava es una planta legal a la que oficialmente no se le reconoce actividad psicoactiva alguna, al menos de tipo psicodisléptico, aunque hay autores que piensan que su efecto es -aunque más débil- muy parecido a la LSD, como siempre sucede con estos compuestos es difícil precisar la dosis y la pureza en principios activos de los extractos secos de la planta.
La he probado a dosis de 250 mg de extracto seco y no me da la impresión de que a estas dosis tenga efecto alguno tranquilizante, se trata más bien de un estimulante suave y placido. No induce actividad mental asociativa, aunque si algo de hiperactividad mental, tampoco mejora las funciones cognitivas, aunque en oposición no provoca trastornos perceptivos, al menos en la dosis en que la tomé, lo que me hace pensar en la gran cantidad de mitología adherida a determinados compuestos de esta clase. Se ha descrito un efecto sedante y ansiolitico, por su fijación al complejo GABA en un lugar distinto a las benzodiacepinas, euforizante y análgesico. Lo más interesante es que esta acción analgesica se produce en algun sistema distinto al opiaceo, puesto que la naltrexona no interfiere con este efecto analgesico, lo que puede explicarse por una acción aun desconocida sobre el neuropetido P. El kava en este sentido operaria de una forma parecida a los relajantes musculares y estaría indicado en las contracturas musculares y quizá también en la fibromialgia, sin los efectos secundarios de estos compuestos sinteticos tipo Myolastan o Sirdalud.
Si tuviera que compararla con algo conocido diría que el kava es un carajillo-depot en cuanto a su efecto sobre el cerebro. Carajillo por esa mezcla estimulante-sedante que el café y el alcohol provocan y depot, porque sus efectos duraron mas de 8 horas. No afecta a los movimientos coordinados necesarios para la conducción de automóviles o maquinas y puede tratarse efectivamente de una alternativa pagana al alcohol como dicen muchos de sus defensores. Sus indicaciones se circunscriben all tratamiento de la ansiedad que como es conocido en estas sustancias no está avalado por ningún estudio serio. Por cierto que si lo que predomina es el efecto estimulante el kava interfiere en el sueño como me pasó a mi. La sintomatología se parecía mucho a haberme tomado un café antes de acostarme y con muchos ensueños fragmentados.
No carece en absoluto de toxicidad. Se ha descrito una dermopatía pelagrosa llamada en las islas Fiji. kani-kani y que se debe a la interferencia del abuso del kava en el metabolismo del colesterol. Al parecer esta dermopatía es muy parecida a la que producía la pelagra y su mecanismo está relacionado con la carencia crónica en abusadores de la vit B3 o niacida.
Interfiere con el alcohol, naturalmente, lo que aumenta su toxicidad.
De su toxicidad conocida recientemente pueden inferirse también sus propiedades homeopaticas, es posible que el Piper Meristhycum pueda usarse como tratamiento de las dermatosis palmo-plantares.
En mi opinión el kava carece de acción enteogénica alguna En España puede conseguirse mediante formula magistral, pero en el resto de Europa está comercializado y es empleado en el pánico, trastorno de ansiedad generalizada y contracturas musculares.

Por qué el Viagra es ineficaz en las mujeres

Pfizer acaba de anunciar la suspensión de un estudio que ha implicado a cerca de 3000 mujeres para demostrar que su producto estrella: el sildenafilo (Viagra) o al menos una molécula derivada del mismo podría ser eficaz en las disfunciones sexuales de la mujer del mismo modo que ha resultado eficaz en el tratamiento de las disfunciones sexuales del varón. El estudio ha concluido sin ninguna prueba de que el Viagra supusiera ningún beneficio para las féminas a pesar de resultar igual de vasodilatador que en los hombres y tan eficaz para revertir la disfunción sexual cuando es consecuencia de psicofármacos como los ISRS.
Las razones de este fracaso, dicen, hay que buscarlas en la psicología femenina, y ya anuncian que para la próxima experimentación buscarán la participación de sexólogos y psicólogos especialistas en psicología de la mujer. Y la verdad es que la razón de este fracaso hay que buscarla no tanto en la psicologia sino en la embriologia.
La sexuación del cerebro del feto comienza muy tenpranamente y se realiza a partir de la testosterona de los testiculos del feto (si es varón) y de la testosterona del ovario de la madre. Lo curioso de la sexuación cerebral es que acaece no a consecuencia de la testosterona, sino del estradiol, un metabolito de la testosterona que diferencia determinadas estructuras cerebrales como las vomeronasales que se han demostrado correlacionan con la sexuación del cerebro fetal, concretamente con la conducta de busqueda sexual en el adulto, esta estructura permanece indiferenciada en la mujer. Es el estradiol -principal hormona femenina- la que paradójicamente viriliza el cerebro del feto varón y es la ausencia de eficacia del estradiol (por una inhibición dimórfica de la aromatasa) la que determina un cerebro hembra con las diferencias ya conocidas y que no voy a nombrar en este momento.
A nivel periférico una de las consecuencias de este dimorfismo sexual es la acción de la testosterona y su metabolito el estradiol en el crecimiento de las neuronas de la medula espinal que inervan el músculo bulbo-cavernoso. Como se sabe este musculo (y sus fibras) son las responsables de la erección y de un efecto relevante en el varón a través del musculo elevador del ano, que contrae la próstata y facilita la extravasación del semen. En la mujer los mismos mecanismos que inhiben el desarrollo del organo del vomer, son los responsables de la muerte neuronal selectiva de las neuronas del bulvo-cavernoso.
Dicho de una manera más clara: la inervación del bulvo-cavernoso carece de importancia en el placer sexual de la mujer, mientras que resulta necesario para la erección y por tanto para la eyaculación y el placer sexual en el hombre. Traducido al lenguaje común significa que en el hombre el placer sexual tiene que ver de un modo preferencial con estimulos periféricos que sólos bastan para poner a punto la maquinaria hidraulica necesaria para la erección y eyaculación incluso en ausencia de deseo. Pareciera como si la evolución hubiera priorizado la erección y la eyaculación sobre cualquier otra consideración. No es de extrañar porque si a primera vista parece como si el orgasmo femenino fuera algo.superfluo, solo pensando en que sin erección y eyaculación la reproducción seria imposible podremos entender porque los mecanismos selectivos operaron sobre todo preservando el placer del varón.
Efectivamente el placer de la mujer es superfluo para la reproducción, mientras que el placer del varón es absolutamente necesario para asegurar los movimientos coordinados que forman parte esencial del coito. La selección natural operó además enormes influencias en el cerebro del varón (del macho) a fin de asegurar la perpetuación de la especie por medio de la repetición del acto. El deseo sexual del varón es predominantemente visual, mientras que el placer femenino está ligado a una miriada de factores secundarios vinculados como en aquél a la reproducción.
En mi opinión esta es la razón fundamental por la que el sidefanilo (Viagra) es eficaz en el varón al favorecer la vasodilatación a través de NO (oxido nitrico) y engrasando la circuiteria que hace posible el mecanismo, mientras que en la mujer que tiene una reactividad disminuida a nivel del bulbo-cavernoso esta acción carece de la menor importancia en tanto que los estimulos periféricos nada tienen que ver con el deseo sexual femenino.
Sin implicar el sistema dopaminérgico (el sistema de recompensa) es poco probable que ningún fármaco influya en la respuesta sexual de la mujer, sin embargo algunos medicamentos con efecto a este nivel como la apomorfina parece que también tienen un efecto positivo sobre la sexualidad del varón y poca o nula en la mujer, lo que vuelve a dejar el tema de la respuesta sexual femenina en el impasse que ya reconciamos: que la respuesta sexual del hombre es mucho mas simple y mecánica que en la mujer, donde parecen intervenir tal cantidad de factores que parece por el momento imposible de reducir a la toma de una pildora.

Bases evolutivas de los trastornos depresivos

En Psiquiatria el término placebo tiene un interés más intenso que en Medicina porque la población que puede beneficiarse de psicofármacos es seguramente la más sensible al efecto placebo, es decir a factores que rodean a la propia prescripción de psicofármacos. Se sabe que los sujetos respondedores al placebo rondan el 30 %. Está admitido que el efecto de los antidepresivos comercializados y que han demostrado su efectividad en el tratamiento de los desordenes afectivos - una efectividad que ronda el 70 %- basan sus efectos en una mezcla de efecto placebo (50%), mecanismo inespecificos (23%) y por último a la efectividad del propio fármaco (27%) (Sapinstein 1996).
Estos hallazgos nos llevan a hacernos dos clases de preguntas, la primera es ¿cómo opera el efecto placebo, es decir qué efectos neurobiologicos tiene? ¿es diferente segun la enfermedad que padece el paciente?. La segunda es ¿Como actuan los antidepresivos, realmente son antidepresivos?. En el presente articulo me propongo repasar los modelos animales que sirven para el estudio de la depresión y la ansiedad y que tienen que ver con el reaseguramiento o o busqueda de entornos de seguridad para el individuo. En un próximo articulo abordaré el efecto placebo como un efecto que va más allá del fármaco.
BASES EVOLUTIVAS DE LOS TRATORNOS AFECTIVOS
Desde el punto de vista clínico sabemos que la ansiedad y la depresión son entidades similares y que se encuentran asociadas, la frecuencia de su presentación en la clínica humana así lo hace intuir y la observación de animales a los que se les ha privado de los cuidados maternales, se les ha separado de su grupo de crianza o han perdido el rango social que anteriormente ostentaban, nos indican que existen precursores filogenéticos en determinadas reacciones emocionales superponibles a trastornos puramente humanos como la ansiedad o la depresión: o mejor a un territorio común de entre ambas entidades, que por diferenciación ulterior simbólica pueden dar lugar a clínicas de ansiedad o de depresión.
Este territorio común entre entidades puede conceptualizarse como un constructo personal derivado de una señal neurobiologica a la que el sujeto va dando forma desde su propia capacidad de arquitectura y urdimbre de símbolos. Berrios ha llamado a estos conceptos intermedios - que aun no han sido verbalizados o hechos conducta -, los conceptos innombrados, lo que no prejuzga que algunos de ellos devengan en síntomas y otros no, dependiendo de la pragmática social que confiere estatuto de síntomas a unos y los retira a otros.
Esta señal neurobiológica que operaría sobre los mecanismos intermedios de Berrios, serian sin duda los acontecimientos vitales sensibilizantes a sufrir ansiedad-depresión o ambas y su mecanismo de acción seria sin duda a través del sistema serotoninérgico y del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal.
La búsqueda de estos modelos animales es absolutamente necesaria para investigar nuevos psicofármacos que puedan resultar eficaces en la ansiedad o la depresión humanas, por lo que esta línea de investigación ha contado con amplios recursos para encontrar modelos animales fiables sobre los que ensayar estos fármacos en experimentación.
Los primeros modelos considerados fueron los relacionados con la selección sexual, es decir aquellos estresores que interferían con la reproducción, las conductas identificadas han sido las siguientes:
1.- Muerte por inhibición, es rara entre los vertebrados pero común en algunas especies de arañas. En los humanos tan solo la muerte vudú (una rareza exótica) puede tener alguna relación con esta conducta.
2.-La supresión del desarrollo sexual, se ha observado en ratas y monos. Quizá exista alguna relación con la anorexia humana.
3.- La inhibición del cambio de sexo, en algunos peces como las doradas, que son hembras de jóvenes y machos de adultos, puede resultar inhibida mediante señales de dominancia de un individuo de alto rango.
El primer modelo puesto a punto para esta experimentación se llamó indefensión aprendida (helplessnes) un modelo propuesto por Seligman en 1975. En suma se trata de poner a un animal en una situación tal que sienta que sus esfuerzos por modificar una situación dada no van a converger en una solución a su conflicto. En términos conductuales la indefensión aprendida se parece al constructo de Price conocido como sumisión involuntaria inducida, en suma una situación de rendición (yielding). El individuo sometido a ese entrenamiento deja de luchar, se comporta de un modo pasivo y poco a poco va resignándose a entregarse sin lucha haciéndose mayormente vulnerable a las enfermedades o al ataque de otros congéneres.
Seligman entrenó a unos perros a recibir una descarga eléctrica "sin motivo" generando en ellos la emergencia de la "indefensión aprendida" un programa genético que se pone en marcha cuando el individuo percibe que no existe relación entre los estimulos aversivos que recibe y su conducta. Algo así como "no saber a qué atenerse". La indefensión aprendida es un modelo traumático que explica determinados aprendizajes pero no otros. En mi opinión explica mejor el síndrome de desamparo que podemos observar en mujeres maltratadas que la depresión humana con todas las características y complejidades de su clínica.
Cercana al modelo de indefensión se encuentran los modelos de separación de la madre donde efectivamente podemos encontrar rasgos y síntomas similares a la depresión, tanto en simios como en humanos con la condición de que el vinculo entre los individuos sea muy estrecho, una característica difícil de reproducir en un modelo experimental. Con todo, el resultado de esta separación será más parecido a la clínica del duelo que a la clínica de la depresión, una distinción tan importante que algunos autores niegan que la depresión experimental causada por el duelo pueda utilizarse como modelo para la depresión endógena (Bornstein 1973). Sin embargo para otros autores (Insel 2000) es un hecho que la cascada de neurotransmisores que e pone en juego tras la separación de la madre es un modelo ideal para el estudio de la ansiedad y la depresión en humanos y además es congruente con las observaciones que psiquiatras como Spitz han realizado en su trabajo sobre huerfanos.
Sin embargo es bueno recordar que según Bowlby la separación afectiva tiene tres fases: protesta, desesperanza y aceptación. Probablemente esta secuencia de eventos proceden de un programa genético relacionado con la ansiedad y la depresión. Klein (Klein 1987) teorizó que la ansiedad humana (el pánico) podía deberse a un desajuste en el umbral de la percepción de separación. El ataque de pánico sería la falsa señal de una crisis de asfixia relacionada genéticamente con la fase de protesta, en realidad de llamada de ayuda de los padres, ante una amenaza imaginaria.
No puedo dejar de nombrar el caso de las ocas de Lorenz como un modelo de depresión con enormes parecidos a lo que sucede en los humanos. La situación experimental que se estudió fue la perdida de la pareja o la “viudez” de la oca, en ese caso:
Día y noche lanza literalmente su llamada y recorre por todas partes presurosa y excitada el territorio familiar y los lugares donde solía estar con él; después va ampliando su campo de sus investigaciones, sin dejar de llamarlo. Al perder al compañero se extingue en ella la combatividad. Esta oca desamparada ya no se defiende de los ataques de sus compañeros, huye de los más jóvenes y débiles y cae a los escalones más bajos de la jerarquía social. El umbral de todos los estímulos que desencadenan la fuga bajan considerablemente, ya no solo se porta cobardemente con sus congéneres, sino que todos los estímulos procedentes del mundo exterior la espantan más que antes. Para con el hombre una oca antes mansa puede transformarse en arisca y hostil, también aumenta en ella la tendencia al pánico y la propensión a los accidentes. (Lorenz, pag 231, op cit)
Más pertinentes parecen los modelos de perdida del rango para entender la conducta depresiva. Price en 1967 llamó la atención sobre la importancia del rango social y de la perdida del mismo para ofrecer un modelo animal de depresión. Algo que ya se puede observar en peces y en reptiles y no sólo en mamíferos evolucionados como los simios. La pérdida del rango correlaciona con indicadores biológicos similares a los que conocemos en la depresión humana: la estimulación del eje cortico-suprarrenal y la elevación del cortisol (Altman 1997), la mayor posibilidad de contraer enfermedades respiratorias (Cohen 1977), la disminución de la libido, el apetito, así como las conductas de socialización (Williams 1998)
Yendo un poco más lejos Raleight ha correlacionado el rango entre los primates con la sensibilidad serotoninérgica, proponiendo que los agonistas serotoninérgicos manipulan el estatus jerárquico de los monos y planteando una hipótesis muy osada: que dichos agentes tienen un efecto que va más allá de sus conocidos efectos antidepresivos y pueden tener un efecto sobre el rango social, en realidad sobre la afiliación. Kuntson (1998) defiende la hipótesis de que elevados índices de serotonina modifican la hostilidad y aumentan los efectos de afiliación social en un grupo de humanos sin patología psiquiátrica. Lo cierto es que el bajo pulso serotoninergico correlaciona con el letargo, la busqueda de calor (superficies calientes) y el ocultamiento en especies animales.
Por otra parte Parker que actualmente se encuentra interesado en objetivar subtipos depresivos que se correspondan con los fenotipos reales que los individuos humanos presentan más allá de las etiquetas del DSM, plantea que existe un subtipo depresivo donde la desesperanza y el agotamiento pudiera estar "mimetizando" el ya conocido modelo de indefensión aprendida de Seligman. Este tipo depresivo podría corresponderse con un fenotipo como el que sigue:
Mujer viviendo sola
Con hijos a su cargo
Con nivel socioeconómico bajo
Clínica de quejas somáticas y desesperanza.
El propio Parker asegura que en estos casos los antidepresivos son muy poco eficaces porque este fenotipo muy probablemente no pertenece al trastorno depresivo verdadero y endógeno. Añado que este fenotipo se corresponde en la clínica humana al modelo de indefensión de Seligman lo que en mi opinión resulta una prueba convincente de que este modelo no es un buen modelo para el estudio de la depresión en humanos. Parker va aun más lejos cuando admite, sin embargo, que los ISRS (inhibidores de la recaptación de serotononina) pueden ser relativamente útiles en estas personas ya que en sus propias palabras "resetean el dolor moral a cero". En realidad los antidepresivos en este sentido serían fármacos que aumentarian la sensibilidad serotoninérgica aumentando indirectamente la vulnerabilidad al estrés, lo que explicaría su acción tanto en la ansiedad como en la depresión humanas.
Probablemente por las mismas razones que la ECT, que introduce una convulsión critica del sistema obligando a otros subsistemas a autoregularse, lo que lleva a pensar los sistemas cerebrales como atacados por una homeostasis patológica. (King y Liston 1990) o una enfermedad dinámica (Goldenberger 1990)
En otras palabras: los antidepresivos pueden ser útiles en algunos fenotipos de la depresión en función de su perfil serotoninérgico que como sabemos modulan la expresión de determinadas conductas vinculadas al rango social. En otros fenotipos pueden ser útiles por algún mecanismo secundario y en otros simplemente no son en absoluto eficaces, todo lo cual nos lleva a preguntarnos ¿son realmente antidepresivos los antidepresivos? ¿O simplemente interfieren en algún mecanismo intermedio entre lo que conocemos como depresión humana y su vestigio filogenético?
La prueba de que los ISRS operan a través de un mecanismo intermedio (conceptos innombrados de Berrios) que puede estar relacionado con lo que los ingenieros de la inteligencia artificial llaman "alarmas" y vinculado a lo que entendemos como rango social y a través del programa genético de la indefensión aprendida la obtenemos de la clínica: los ISRS (como el resto de los antidepresivos) son activos frente a las fobias, la ansiedad social y la agorafobia además de la depresión, y lo más paradójico es que los IRNA (los inhibidores de la recaptación de la noradrenalina) tienen una acción identica aunque su mecanismo de acción es distinto, lo mismo sucede con los triciclicos. Todas las familias de antidepresivos comparten pues un territorio común de acción o una acción final parecida, ligada al transportador de serotonina lo que clinicamente se traduce en un efecto antialarma común entre ambas entidades, no sólo son antidepresivos y quizá no lo sean de ningún modo.
Otro modelo interesante es el propuesto por Price, Sloman, Gardner y Gilbert y que se ha llamado el modelo de la competencia social. Los autores especulan que la conducta humana fluctúa entre dos dimensiones el rango y la afiliación. Los niveles más bajos de rango social, por perdidas o derrotas en la competencia agonística activarían en los humanos una sumisión involuntaria (yielding) que daría como resultado una depresión clínica., es decir un sindrome de claudicación que evolutivamente tendría como finalidad el ahorro de energía.
Lo que es seguro es que los antidepresivos alargan la fase de latencia REM del sueño, un marcador biológico de depresión en humanos quizá sobrevalorado en el pasado aunque es cierto que la deprivación del sueño se ha utilizado como tratamiento antidepresivo alternativo, todo lo cual habla a favor de que la fase REM del sueño está relacionada tanto con los aprendizajes nuevos como para la modulación de la respuesta afectiva (Lavie 1996). En mi opinión es en esta dirección por donde habrá que investigar debido a la oscuridad con la que todavía hoy discurre nuestro conocimiento del sueño y de la función de los ensueños. Algunos autores han señalado que la hibernación de algunos animales podría ser un modelo para el estudio de la depresión. Quizá exista alguna relación entre la hibernación y el sueño y los ensueños que cumplan una función de enfriamiento y de borrado de información redundante o caducada.
Ni la indefensión aprendida de Seligman ni la perdida afectiva de Bowlby o el modelo del rango social de Price explican del todo los síntomas depresivos ni todos los fenotipos depresivos en humanos. No explican la tristeza prolongada o la anhedonia, aunque pueden explicar la ansiedad, la falta de apetito, la desgana sexual y la retirada social. Por supuesto no explican los delirios melancólicos ni la manía, es decir la inversión de fase que observamos en la psicosis maniaco-depresiva y sobre todo dejan sin explicar los trastornos cronobiológicos de los trastornos afectivos endógenos.
Para Demaret (1983) un modelo animal que pudiera ser compatible con la clínica humana de los trastornos afectivos debería contemplar los siguientes cinco criterios:
1. Comprender las características de la manía, agresividad, exhuberancia, euforia.
2. Presentar inversiones espontáneas de un estado en su contrario, correspondientes a lo que entendemos como inversión de fase en humanos.
3. Ser periódicos
4. Comenzar en la edad adulta
5. Presentar resistencia y duración, que no se agote rápidamente.
Demaret plantea complmentando la teoria del rango de Price que es precisamente el comportamiento territorial en los animales el más parecido a la clínica maniaco-depresiva endógena. Llama la atención sobre el hecho "de que nada se parece tanto a un maníaco como el animal territorial", está lleno de fuerza, de poder y seguro de sus fuerzas que ve multiplicadas por cien, al igual - teoriza- que los maníacos humanos, lo que en su opinión hace cumplir el punto uno de sus criterios. Efectivamente el animal dominante se caracteriza por su exhuberancia, su defensa hostil del territorio y una cierta "paranoia" (que es común tanto en la esquizofrenia como en la psicosis maniaco-depresiva humanas).
En cuanto al segundo punto: en los animales no se conocen "inversiones espontáneas del ciclo" tal y como podemos observar en los humanos. Demaret cita el caso del perro que cae en una profunda "depresion" después de separarse de su amo, a la que pone fin el júbilo breve alcanzado tras la reunión. Un júbilo que se desvanece rápidamente y que no puede considerarse un modelo para explicar la manía.
El tercer punto hace referencia a la periodicidad. El comportamiento territorial, efectivamente, está relacionado con las estaciones y con la búsqueda de alimento, pastos y territorios para el acoplamiento. El concepto de territorialidad cambia según las especies estudiadas y no es lo mismo en las nomádicas que se mueven constantemente de lugar en busca de nuevos pastos que en aquellas que simplemente disponen de un territorio fijo y se limitan a escarceos puntuales fuera del mismo, estas especies necesitarán marcajes, aquellas no. Así y todo está demostrado que incluso en aquellas nomádicas como los herbívoros ñus o cebras existe un perfecto orden territorial en la marcha de la manada y un orden cerrado, casi militar en la disposición de los individuos según el rango (Hamilton 1971). Una marcha que está determinada por los ciclos temporales y los recorridos ancestrales que las especies recorren una y otra vez con la tozudez de un instinto ciego, aquel tan perfecto que no puede aprender nada nuevo.
La periodicidad en los humanos está muy poco relacionada ya con los vaivenes de las estaciones. Sabemos que existe un pico de incidencia de trastornos afectivos en primavera y en otoño, pero es imposible predecir una recaída en un paciente depresivo o maníaco. A veces estas recaídas carecen de todo matiz estacional. Todo parece indicar que de haber existido un origen estacional en la psicosis maníaco-depresiva se ha convertido hoy en un vestigio. Sabemos que estas enfermedades son periódicas, pero no sabemos en cada persona qué elementos personales inciden en sus recaídas, haciéndonos dudar de su carácter realmente periódico o caótico (un orden de regularidad dentro de la irregularidad). Los aspectos circadianos de sus mejorias-empeoramientos correlacionan con los ciclos del cortisol, pero desconocemos qué significado tienen los cambios atmosféricos en la incidencia de una recidiva, aunque intuimos que el calor puede ser un factor de reincidencia, así como la mayor cantidad de horas de luz solar. Para explicar este fenómeno se ha dicho que la organización social ha trastocado los ritmos periódicos que vinculaban al ser humano con la naturaleza, no solamente por la imposición de horarios laborales, de sueño y de alimentación, sino que probablemente ha borrado incluso la relación de la enfermedad con los más que probables estímulos cósmicos que en su origen le suponemos.
La enfermedad maniaco-depresiva es una enfermedad efectivamente de la edad adulta en los humanos, del mismo modo que el comportamiento territorial se establece para alcanzar un determinado rango cuya consecución es más tardía y tener oportunidades para aparearse. Sin embargo no hay que confundir rango con territorio: los individuos de las especies más jerarquizadas, es decir con una organización social compleja no son territoriales, sin embargo las especies más territoriales son aquellas donde el rango no queda del todo establecido por la organización social sino que viene derivado por la lucha del individuo en busca de oportunidades para la reproducción y la alimentación, usualmente individuos que entran y salen de la organización social o se mantienen al margen ocupándose sobre todo de marcar un determinado territorio como suyo. Ostentación de rango y ostentación de territorio parecen pues maniobras inversas, a mayor complejidad social mayor jerarquia y menor necesidad de territorio.
Todo parece indicar que la enfermedad maniaco-depresiva es una enfermedad que acaece en la edad del apareamiento y que permanece después, eso parece suceder en los humanos: se trata de una enfermedad que aparece en el adulto fértil o en edad de serlo. Es el argumento que utiliza Demaret para ver cumplido su condición cuarta: el comportamiento territorial se corresponde con el comportamiento sexual y con la eclosión de la psicosis maniaco-depresiva, pero a mi juicio existe una pregunta fundamental que hacer en este momento ¿Cómo explicar entonces las psicosis maniaco-depresivas en las mujeres?
Se puede decir que también las mujeres tienen comportamiento territorial de lo que no me cabe ninguna duda, pero ¿Existe un modelo territorial también entre las hembras animales? ¿Qué función tiene en ellas?
Por alguna razón las hembras parecen estar desinteresadas de la competencia ritual que tanto entretiene a los machos, mientras se aseguran una porción de territorio, sin embargo entre los simios y sobre todo en la especie humana las mujeres se enfrentan competitivamente en modelos de rivalidad agonística de manera similar a la de los machos a veces adoptando mascaradas patológicas como la anorexia mental (Abed 1998). Así y todo, parece que las peleas por el rango o el territorio entre hembras sólo parecen darse entre los antropoides y son escasas entre el resto de la escala animal: es lógico porque las hembras no necesitan para nada un territorio propio, pero la cosa cambia cuando las hembras dan a luz sus crías o ponen sus nidadas, en ese momento no existe ninguna diferencia entre la aplicación y agresividad con que defienden a sus crías o sus huevos las hembras de casi todas las especies de los machos más territoriales y jerárquicos.
Quizá por esta razón la psicosis maniaco-depresiva es tan frecuente en hombres como en mujeres, en ambos representarían la "ganancia territorial" cuyo propósito es siempre sexual: sin territorio o nido es imposible reproducirse, aunque en los modelos animales introduce un sesgo o dimorfismo, en los machos relacionado con el apareamiento y en las hembras relacionado con el cuidado de la progenie.
El quinto punto que habla acerca de la fuerza de la manifestación maníaca o del comportamiento territorial, no me provoca tantas dudas como el anterior, aunque deje sin resolver la enorme paradoja de la disadaptación que representa la psicosis maniaco-depresiva en relación con el comportamiento territorial que es por definición adaptativo y que reporta enormes ventajas a los individuos de rango superior (los maníacos según Demaret)
En definitiva el modelo de rango/territorialidad viene a aportar algunas ideas interesantes a los modelos animales que nos sirven para aprender más cosas de la función evolutiva de determinadas estructuras sociales emparentadas con determinadas conductas observables en el hombre. La indefensión aprendida, la perdida afectiva, el modelo de rango/territorio todos juntos no aportan un modelo útil y fiable para el estudio de las psicosis, aunque nos ofrecen algunas pistas acerca de mecanismos intermedios que parecen relacionar la ansiedad con la depresión y la paranoia con las grandes psicosis (esquizofrenia y psicosis maniaco-depresiva).
Estos mecanismos intermedios deben estar relacionados por una parte con una señal neurobiológica como por ejemplo el miedo y por otra parte con las ventajas territoriales alcanzadas en la defensa de un determinado rango social, lo que explicaría en humanos la persistencia y prevalencia de fobias y temores entre las poblaciones de ansiosos y depresivos, y de paranoia, el otro gran programa genético de origen reptiliano, derivado del miedo que comparte la etiqueta de psicosis con la esquizofrenia y el trastorno bipolar
De la observación de la clínica humana es de donde podemos encontrar argumentos que puedan defender o falsear las hipótesis anteriores. En mi opinión existen ejemplos para cada argumento, pero me voy a limitar en este momento a nombrar algunos casos de depresión que por conocidos podrán ser identificados por los clínicos.
Aunque cada vez es mas infrecuente hay que señalar que a la "melancolia erótica" descrita por Burton y que representó un hito en nuestra comprensión de los mecanismos de la perdida afectiva: una forma de apego tan profundo que sumía al sujeto en una profunda melancolía que sólo se curaba tras la reunión con el objeto amado. Es imposible en este momento no recordar el ejemplo de Demaret sobre el perro melancólico que ha perdido a su amo y que se repone en cuanto le recupera. Nombrar también a la nostalgia, una forma de depresión que parece haber también desaparecido (o al menos haber tomado otras formas) y que fue descrita en soldados lejos de su patria por Martin en 1954 y que atribuyó al empuje biológico similar al de los animales por retornar a su hábitat anterior.
No puedo dejar de nombrar a los celebres experimentos de Spitz con los huérfanos de su Hospital que sufrían de una especie de marasmo afectivo debido a la impersonalidad de los cuidados que recibían por el personal del hospicio. Un marasmo que parecía revertir en cuanto volvían a ser alimentados o acunados por sus madres biológicas o en cualquier caso por madres "menos profesionales". En cualquier caso una reversión que tenia lugar siempre y cuando la ventana plástica del apego se mantuviera aun abierta. Esos mismos experimentos (más bien observaciones) de Spitz vinieron a recordarnos que la ventana del apego no está abierta permanentemente, que el niño puede decidir cerrarla si no encuentra afecto y un vinculo significativo que le asegure un orden de secuencias, sincronías y predictibilidad, en suma un universo predecible de ausencia-presencia de la madre. Todo lo cual, junto a las experiencias de Harlow nos vino a recordar que:
- La conducta maternal de apego está determinada hormonalmente a través de la oxitocina.
- Que la madre se vincula al hijo proyectando en él un aprendizaje ligado al imprinting emocional sobre el que posteriormente se estructurará el resto de la personalidad
- Que este imprinting sólo puede establecerse mientras el niño mantiene abierta su ventana de aprendizaje para este fenómeno y que si no se imprime en ese momento el individuo quedará con una deficiencia estructural permanente de su personalidad. La reunión con la madre vuelve a disparar el apego y la cascada de oxitocina, una hormona que se opone a los esteroides causantes del estrés como el cortisol.
- Que la maduración neurológica del niño está vinculada a la maduración emocional vinculada al apego a la madre
- Que la deprivación materna es importante en cuanto representa una deprivación emocional que detiene el desarrollo.
- Que existen averías en la capacidad de vinculación del niño que no son atribuibles a la madre, como sucede en el autismo.
- Que son más importantes las texturas (el contacto fisico) que la nutrición en si misma, tal y como sabemos desde los experimentos de Harlow.
Hoy es innegable que la deprivación materna, la mala calidad del vinculo o las discontinuidades en el mismo son una causa observable de enfermedad psiquiátrica del adulto o al menos de desajuste grave. Aunque el modelo de deprivación materna es probablemente el mejor modelo para el estudio de la depresión en adultos (Suomi y Harlow, 1983), existen contradicciones que proceden del hecho de que la depresión no es seguramente una enfermedad unitaria y de que existen mecanismos precursores de parentesco entre las enfermedades psiquiátricas y aun en las somáticas, además es probable que este efecto de la deprivación sea inespecífico y aun: que dependa más del momento vital en que se produjo la pérdida más que de la perdida en sí misma. Muchas perdidas resultan patógenas porque empobrecen el ambiente de los niños y es precisamente este empobrecimiento el causal de un desarrollo mórbido mas que la perdida en sí. La complejidad de las observaciones psiquiátricas en humanos tropiezan siempre con este handicap y es precisamente esta limitación la que nos hace retroceder en busca de la etiología filogenética al encuentro de mecanismos anteriores a la urdimbre de la propia enfermedad en humanos que siempre está contaminada por la capacidad simbólica del propio humano tanto en lo que se refiere a su conducta observable como a la filiación de sus recuerdos.
Otras observaciones clínicas parecen adaptarse perfectamente al modelo de rango/territorio propuesto por Price y Demaret: cómo no relacionar la depresión de jubilación o la que sucede después de un divorcio o en la menopausia con la perdida de rango o la depresión por mudanza, la depresión nostalgiosa del emigrante con el aspecto más emocional del territorio simbolizado por la casa o la patria. Existen tantos ejemplos clínicos a favor de esa teoría como ejemplos que la desmienten.

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