Histeria es igual a trauma y para Freud es trauma:
Una impresión sensorial que supera la capacidad psíquica de descarga, mediante la motilidad y la representación mental.
Una impresión sensorial que supera la capacidad psíquica de descarga, mediante la motilidad y la representación mental.
A proposito del caso de Isabel, Miss Lucy y Anna O:
Para Freud el trauma por sí mismo carece de importancia, no le prestó nunca atención especifica a pesar de que sabia que el origen de la histeria era traumático, Freud se ocupó sobre todo de las operaciones mentales que hacian los pacientes con la impresión recibida, es decir los conflictos con su subjetividad. El concepto de estrés postraumático que requiere un criterio de estrés objetivo, intenso o prolongado en el tiempo es un desarrollo posterior al concepto freudiano de trauma. El TEP es un concepto mucho mas restringido que el concepto freudiano.
Mediante el mecanismo de disociación los contenidos representacionales del afecto se separan siendo expulsados de la conciencia aquellos que entran en antagonismo con lo que Freud llamó “impulsos inaceptables”, que no siempre coinciden con el miedo insuperable (del trauma del TEP) y que en aquella época solian ser pulsiones eróticas que entraban en conflicto con la moralidad victoriana.
La disociación ya había sido descrita por Janet y no hace falta decir que es el mecanismo inverso de la asociación: el mecanismo que aglutina o une aquellos elementos mnénicos que aparecen juntos en la impresión sensorial. Al parecer la disociación es un mecanismo vestigial cuyo objetivo es procurar analgesia y anestesia cuando se percibe una amenaza que supera los mecanismo ancestrales de lucha o huida. La disociación tiene efectos sobre la cognición, la percepción, la memoria y la conducta y es un mecanismo para el que existe una facilitación individual que tiene que ver con la capacidad de sugestión, autosugestión e hipnotilizabilidad.
Existe una fase de latencia durante la cual no hay síntomas
Posteriormente en un estado de agotamiento o estrés inespecífico se desarrolla un síntoma orgánico que sirve de matriz (de recuerdo) para desarrollar mas tarde la conversión. La conversión siempre se asienta sobre un terreno predispuesto, en el caso de Isabel, los dolores de piernas que aparecieron durante la enfermedad del padre son para Freud de carácter reumático (por enfriamiento), en el caso de Miss Lucy, la conversión se asiente sobre un órgano enfermo (la nariz, miss Lucy padecía una rinitis purulenta)
Muchas de las pacientes de Freud enfermaron después de haber cuidado de sus padres enfermos (en el caso de Isabel 2 años después, aunque coincidiendo con la enfermedad de su madre), pero tuvieron sus primeros síntomas durante la enfermedad de su padre, en el caso de Isabel se observa que los primeros dolores aparecen durante la enfermedad y que la enferma los atribuye a haberse resfriado al levantarse de noche descalza. Freud hace una disgresión sobre los efectos patógenos sobre el cuidador y lo atribuye a la retirada del interés sobre el Yo, es decir a una supresión narcisitica, “dejar de pensar en uno mismo, mientras se dedica a la tarea de cuidado”. Además llama la atención sobre el falso enlace, es decir la falsa atribución que el paciente hace de sus síntomas
Mas tarde se produce otro estimulo o impresión sensorial que puede ser banal pero emparentada con aquella original de especial significancia subjetiva para la enferma.
Es decir el trauma se desarrolla en dos tiempos, (y además sus efectos son acumulativos), porque aunque casi siempre la segunda impresión es banal en relación con la primera puede darse la situación inversa, sin embargo es condición para la conversión este desarrollo en dos tiempos, no sólo por el efecto acumulativo del trauma sino porque hace falta un tiempo de preparación del terreno histérico sobre el que se asienta el síntoma. El parentesco entre ambas impresiones está ligado a la cadena asociativa que puede explorarse en el recuerdo.
Entonces se desarrolla la conversión sobre el recuerdo de aquel dolor orgánico y con los materiales del síntoma histérico (deseo+prohibición)
El síntoma histérico es una condensación entre el deseo (en este caso erótico con el cuñado) y su prohibición (la reciente muerte de la hermana). La conversión es un recuerdo traumatico que opera de forma inversa a la inervación normal (de arriba abajo) y sólo está en el cerebro y no en el órgano periférico. La elección de órgano en este caso (la zona histerógena) es artificial y no cumple ninguna ley de la anatomía, al tratarse de un camino equivocado que toma la conversión para su expresión sintomática. Freud aclara que no es que la conversión represente un lenguaje simbólico, sino que como el lenguaje común extrae del símbolo su gramática y su semiótica. El símbolo sería el precursor del lenguaje y también de la conversión
Lo que se convierte es aquello que fue desechado de la conciencia en primera instancia, siendo el segundo “trauma” un recuerdo encubridor del primero.
En este sentido el recuerdo por parte de Isabel de sus devaneos con el acompañante no representa el trauma en su estado original sino el recuerdo que sirve para obturar a la conciencia el paso de la huella mnémica que representó aquel pensamiento en la cama mortuoria de su hermana “ahora ya está libre, puede hacerme su esposa” y que fue el punto de arranque de la hipótesis de Freud y su interpretación.
Freud se pregunta como es posible que Isabel enfermara de su dolor en las piernas antes, mucho antes de que se produjera esta escena, pero una vez descubierta este enamoramiento, la propia paciente fue capaz de recordar otras escenas que se habían producido antes de que su hermana se casara, concretamente mientras eran novios y describe la escena en que le conoció: concretamente el se confundió de persona e intimaron enseguida.. Lo que significa que el enamoramiento de Isabel fue fraguándose en su conciencia y rechazándose al mismo tiempo, durante largas temporadas, es decir la conversión no se articuló de un dia para otro, sino que fue edificándose ladrillo a ladrillo. Isabel sabia y al mismo tiempo ignoraba su enamoramiento por el cuñado, no se trataba de un deseo reprimido sino suprimdo de la conciencia por la instancia moral (el impulso inaceptable), posteriormente el recuerdo se olvidó, como sucede siempre con los traumas originales aunque pudo recuperarse con la libre asociación.
Para Freud el trauma por sí mismo carece de importancia, no le prestó nunca atención especifica a pesar de que sabia que el origen de la histeria era traumático, Freud se ocupó sobre todo de las operaciones mentales que hacian los pacientes con la impresión recibida, es decir los conflictos con su subjetividad. El concepto de estrés postraumático que requiere un criterio de estrés objetivo, intenso o prolongado en el tiempo es un desarrollo posterior al concepto freudiano de trauma. El TEP es un concepto mucho mas restringido que el concepto freudiano.
Mediante el mecanismo de disociación los contenidos representacionales del afecto se separan siendo expulsados de la conciencia aquellos que entran en antagonismo con lo que Freud llamó “impulsos inaceptables”, que no siempre coinciden con el miedo insuperable (del trauma del TEP) y que en aquella época solian ser pulsiones eróticas que entraban en conflicto con la moralidad victoriana.
La disociación ya había sido descrita por Janet y no hace falta decir que es el mecanismo inverso de la asociación: el mecanismo que aglutina o une aquellos elementos mnénicos que aparecen juntos en la impresión sensorial. Al parecer la disociación es un mecanismo vestigial cuyo objetivo es procurar analgesia y anestesia cuando se percibe una amenaza que supera los mecanismo ancestrales de lucha o huida. La disociación tiene efectos sobre la cognición, la percepción, la memoria y la conducta y es un mecanismo para el que existe una facilitación individual que tiene que ver con la capacidad de sugestión, autosugestión e hipnotilizabilidad.
Existe una fase de latencia durante la cual no hay síntomas
Posteriormente en un estado de agotamiento o estrés inespecífico se desarrolla un síntoma orgánico que sirve de matriz (de recuerdo) para desarrollar mas tarde la conversión. La conversión siempre se asienta sobre un terreno predispuesto, en el caso de Isabel, los dolores de piernas que aparecieron durante la enfermedad del padre son para Freud de carácter reumático (por enfriamiento), en el caso de Miss Lucy, la conversión se asiente sobre un órgano enfermo (la nariz, miss Lucy padecía una rinitis purulenta)
Muchas de las pacientes de Freud enfermaron después de haber cuidado de sus padres enfermos (en el caso de Isabel 2 años después, aunque coincidiendo con la enfermedad de su madre), pero tuvieron sus primeros síntomas durante la enfermedad de su padre, en el caso de Isabel se observa que los primeros dolores aparecen durante la enfermedad y que la enferma los atribuye a haberse resfriado al levantarse de noche descalza. Freud hace una disgresión sobre los efectos patógenos sobre el cuidador y lo atribuye a la retirada del interés sobre el Yo, es decir a una supresión narcisitica, “dejar de pensar en uno mismo, mientras se dedica a la tarea de cuidado”. Además llama la atención sobre el falso enlace, es decir la falsa atribución que el paciente hace de sus síntomas
Mas tarde se produce otro estimulo o impresión sensorial que puede ser banal pero emparentada con aquella original de especial significancia subjetiva para la enferma.
Es decir el trauma se desarrolla en dos tiempos, (y además sus efectos son acumulativos), porque aunque casi siempre la segunda impresión es banal en relación con la primera puede darse la situación inversa, sin embargo es condición para la conversión este desarrollo en dos tiempos, no sólo por el efecto acumulativo del trauma sino porque hace falta un tiempo de preparación del terreno histérico sobre el que se asienta el síntoma. El parentesco entre ambas impresiones está ligado a la cadena asociativa que puede explorarse en el recuerdo.
Entonces se desarrolla la conversión sobre el recuerdo de aquel dolor orgánico y con los materiales del síntoma histérico (deseo+prohibición)
El síntoma histérico es una condensación entre el deseo (en este caso erótico con el cuñado) y su prohibición (la reciente muerte de la hermana). La conversión es un recuerdo traumatico que opera de forma inversa a la inervación normal (de arriba abajo) y sólo está en el cerebro y no en el órgano periférico. La elección de órgano en este caso (la zona histerógena) es artificial y no cumple ninguna ley de la anatomía, al tratarse de un camino equivocado que toma la conversión para su expresión sintomática. Freud aclara que no es que la conversión represente un lenguaje simbólico, sino que como el lenguaje común extrae del símbolo su gramática y su semiótica. El símbolo sería el precursor del lenguaje y también de la conversión
Lo que se convierte es aquello que fue desechado de la conciencia en primera instancia, siendo el segundo “trauma” un recuerdo encubridor del primero.
En este sentido el recuerdo por parte de Isabel de sus devaneos con el acompañante no representa el trauma en su estado original sino el recuerdo que sirve para obturar a la conciencia el paso de la huella mnémica que representó aquel pensamiento en la cama mortuoria de su hermana “ahora ya está libre, puede hacerme su esposa” y que fue el punto de arranque de la hipótesis de Freud y su interpretación.
Freud se pregunta como es posible que Isabel enfermara de su dolor en las piernas antes, mucho antes de que se produjera esta escena, pero una vez descubierta este enamoramiento, la propia paciente fue capaz de recordar otras escenas que se habían producido antes de que su hermana se casara, concretamente mientras eran novios y describe la escena en que le conoció: concretamente el se confundió de persona e intimaron enseguida.. Lo que significa que el enamoramiento de Isabel fue fraguándose en su conciencia y rechazándose al mismo tiempo, durante largas temporadas, es decir la conversión no se articuló de un dia para otro, sino que fue edificándose ladrillo a ladrillo. Isabel sabia y al mismo tiempo ignoraba su enamoramiento por el cuñado, no se trataba de un deseo reprimido sino suprimdo de la conciencia por la instancia moral (el impulso inaceptable), posteriormente el recuerdo se olvidó, como sucede siempre con los traumas originales aunque pudo recuperarse con la libre asociación.
Las histericas en la epoca de Freud, ¿hay alguna hoy?
Lo que hoy nos llama más la atención de estas pacientes de Freud es su extrema candidez, su inocencia. Es difícil pensar que nuestras pacientes de hoy pudieran enfermar por causas tan sutiles. Sin embargo es bueno no perder de vista que Freud veia histéricas burguesas de la Viena victoriana que distaban mucho del perfil de pacientes que trató en su época de la Salpetrière con un predominio de campesinas asiladas con antecedentes de maltrato y abusos infantiles de todo tipo. No es de extrañar que con este muestreo de pacientes tan sesgado por las condiciones económicas Freud cambiara de opinión respecto a la veracidad de los relatos que sus pacientes hacían en estado de sugestión hipnótica, técnica que el mismo abandonó cuando cayó en la cuenta que la asociación libre en estado de vigilia podía hacer remontar a la conciencia el trauma original que no necesariamente estaba reprimido, solo olvidado y a veces defendido en los casos que el llamó de histeria de defensa como en este caso de Isabel donde el síntoma sirve al propósito de la resistencia es decir como oposición al recuerdo.
Llama la atención también el carácter asertivo, critico y ambicioso y “de buen juicio moral”, que casi todas sus pacientes presentaban. Dicho de otra manera las pacientes de Freud eran mujeres muy parecidas en sus condiciones intelectuales y volitivas al modelo de mujer actual. La diferencia estaba en la frustración de las posibilidades de desarrollo individual dentro de aquella sociedad. Las mujeres de la Viena victoriana (me refiero a las mujeres de la burguesía) se educaban durante la infancia igual que los niños, incluso los padres facilitaban su ambición y sus deseos de aprender pero a partir de la pubertad se las apartaba de los estudios, castrando así de raíz su desarrollo intelectual, que previamente se había estimulado; solamente las mujeres que no tenían familia debían de arreglárselas para ser independientes y trabajar (como miss Lucy), el destino común para ellas era o el matrimonio (que usualmente era vivido como la renuncia a un juicio propio) o el convertirse en una tía amable que cuidara primero de los padres y luego de hermanos y sobrinos. Mantener una familia unida mediante este sacrificio individual era corriente en aquella época y estas mujeres valientes y de alguna forma intensas eran designadas como lideres de esa tarea. Se trataba de una verdadera cautividad donde era necesario sacrificar los deseos de independencia y no sólo eróticos que cuando despertaban (en forma de ensoñaciones o de pretendientes) ponían en peligro la unidad familiar y su rol eterno de cuidadoras de padres enfermos. Tanto Anna O. como Isabel enferman después de haber cumplido con creces su papel de hijas perfectas al servicio de su padre enfermo, tarea que no termina ahí sino que va encadenándose con otras enfermedades, la de la madre, la de la hermana, etc y el propio Freud llama la atención sobre el efecto agotador de una labor tal de enfermería si, sobre todo cuando se pierde sueño a causa de estos cuidados, sin embargo Freud no se plantea en ningún momento sobre las razones por las que sus pacientes cuidaban a sus padres, ¿alguien les preguntó acerca de ese extremo? ¿o simplemente este papel se adjudicaba en función de haber sido elegida para esta función por la tradición familiar? ¿Cuidaban enfermos estas pacientes precisamente porque eran obstinadas, ambiciosas, intensas? ¿O era más bien una tarea impuesta sobre las que nunca se pidió su opinión? En cualquier caso de lo que no cabe ninguna duda es que existe una diferencia entre Isabel, la cuidadora y sus hermanas casadas que no participan en esta función.
Resulta al menos curioso que “cuidar enfermos” no se considerara en si mismo como un trauma o al menos como un estrés importante bajo cuya influencia pudieran surgir conversiones o somatizaciones diversas y que también podrían haberse explicado mediante el recursos del antagonismo entre un deseo de independencia y su prohibición: cuidar enfermos.
Llama la atención también el carácter asertivo, critico y ambicioso y “de buen juicio moral”, que casi todas sus pacientes presentaban. Dicho de otra manera las pacientes de Freud eran mujeres muy parecidas en sus condiciones intelectuales y volitivas al modelo de mujer actual. La diferencia estaba en la frustración de las posibilidades de desarrollo individual dentro de aquella sociedad. Las mujeres de la Viena victoriana (me refiero a las mujeres de la burguesía) se educaban durante la infancia igual que los niños, incluso los padres facilitaban su ambición y sus deseos de aprender pero a partir de la pubertad se las apartaba de los estudios, castrando así de raíz su desarrollo intelectual, que previamente se había estimulado; solamente las mujeres que no tenían familia debían de arreglárselas para ser independientes y trabajar (como miss Lucy), el destino común para ellas era o el matrimonio (que usualmente era vivido como la renuncia a un juicio propio) o el convertirse en una tía amable que cuidara primero de los padres y luego de hermanos y sobrinos. Mantener una familia unida mediante este sacrificio individual era corriente en aquella época y estas mujeres valientes y de alguna forma intensas eran designadas como lideres de esa tarea. Se trataba de una verdadera cautividad donde era necesario sacrificar los deseos de independencia y no sólo eróticos que cuando despertaban (en forma de ensoñaciones o de pretendientes) ponían en peligro la unidad familiar y su rol eterno de cuidadoras de padres enfermos. Tanto Anna O. como Isabel enferman después de haber cumplido con creces su papel de hijas perfectas al servicio de su padre enfermo, tarea que no termina ahí sino que va encadenándose con otras enfermedades, la de la madre, la de la hermana, etc y el propio Freud llama la atención sobre el efecto agotador de una labor tal de enfermería si, sobre todo cuando se pierde sueño a causa de estos cuidados, sin embargo Freud no se plantea en ningún momento sobre las razones por las que sus pacientes cuidaban a sus padres, ¿alguien les preguntó acerca de ese extremo? ¿o simplemente este papel se adjudicaba en función de haber sido elegida para esta función por la tradición familiar? ¿Cuidaban enfermos estas pacientes precisamente porque eran obstinadas, ambiciosas, intensas? ¿O era más bien una tarea impuesta sobre las que nunca se pidió su opinión? En cualquier caso de lo que no cabe ninguna duda es que existe una diferencia entre Isabel, la cuidadora y sus hermanas casadas que no participan en esta función.
Resulta al menos curioso que “cuidar enfermos” no se considerara en si mismo como un trauma o al menos como un estrés importante bajo cuya influencia pudieran surgir conversiones o somatizaciones diversas y que también podrían haberse explicado mediante el recursos del antagonismo entre un deseo de independencia y su prohibición: cuidar enfermos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario