jueves, 10 de mayo de 2007

El fulgor de la ingenuidad




Viajar es hoy para el ciudadano común la unica manera de experimentar la sensación de estar en alguna parte, ser poseído por algo superior a él mismo, aunque la mayor parte de la gente hace trampa pues el verdadero viaje es aquel sin retorno, sin billete de vuelta, la escena primitiva, primordial. En realidad con el viaje nos sucede lo mismo que en la relación con los demás, la autoexpulsión o la autoliberación sustituyen la curiosidad a diferencia del viaje tal y como lo entendian los antiguos: el descubrimiento de lo Otro, de lo diferente.
Lo que buscamos en el viaje hoy no es el intercambio o la adquisición de conocimiento, sino ser poseidos por él, igual que hacen esas personas obsesionadas por el deporte, no es por higiene, ni por adelgazar que se someten a estas disciplinas sino para no pensar, para abismarse en una sensación fisica de extenuación, única oportunidad para algunos de sentirse vivos, de sentir que ocupan un espacio en el mundo, de tener una experiencia interna.
Nada hay más próximo al viaje que la fotografía, pues las fotos más hermosas son las que se hacen a los salvajes, a esas personas cuya mirada inocente planta cara al objetivo como el torero planta cara al toro, pues ningún inocente sabe que tiene una imagen, sólo siente que se le captura el alma, se trata de un cara a cara con la muerte. El no es cómplice del objetivo como hacemos nosotros -malos modelos-, ni trata de seducirlo, carece de interioridad, de subjetividad. El cuerpo sólo puede recuperar su mirada cuando se libera de las imágenes, es entonces cuando recupera la imaginación.
Las personas más fotogénicas son pues aquellas que se encuentran más cercanas a lo inhumano, por eso los objetos inertes son tan fotogénicos, por eso las mejores fotografias son siempre fotografías de desastres, de crimenes, de accidentes y por eso Marilyn está considerada un icono sagrado para la fotografía, el arte de capturar lo dramático, de violar, sorprender, revelar lo que jamás debería haber sido desvelado, el secreto íntimo que aguarda cada ser en su registro simbólico. La imagen es el velo, la mascara es el velo, el espejo es el velo, la fotografia rompe todas las máscaras, los espejos, la imagen se transforma en imaginación.

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