domingo, 5 de agosto de 2007

Emanciparse: las causas del malentendido

Aquellos de ustedes que como yo tengan hijos en edad de emanciparse ya sabrán a qué clase de contradicciones y de malentendidos me refiero: el mundo ha cambiado mucho en los últimos treinta años, las causas de ese cambio poniéndonos estructutalistas podemos reducirlas a un acontecimiento esencial: la "liberación" de la mujer. ¿Qué significa eso?
Entendemos como liberación de la mujer a un movimiento que se inició en Europa durante el siglo XIX y que buscaba la igualdad entre varones y hembras, en cuestiones politicas, juridicas y de oportunidades educativas, sexuales y laborales. Las mujeres actuales ya no se parecen demasiado a aquellas sufragistas vestidas de negro que luchaban por el voto con una charanga tras ellas tratando de montarla y de alcanzar la visibilidad civil. Las mujeres actuales trabajan, estudian, ganan dinero y algunas de ellas han alcanzado "su liberación"mientras aun viven con sus padres, ahorran y tienen un plan vivienda, pagan impuestos y conducen coches como ellos, se alistan en el ejército y compiten en el mundo laboral del mismo modo que ellos y a veces con resultados mucho más brillantes que sus compañeros. Han alcanzado -sin duda- la igualdad.
Otra forma de definir los cambios que se han producido en el mundo en estos últimos años es hacerlo desde la perspectiva de la feminización. Lo que ha pasado en el mundo occidental es una caída del paternalismo o si lo queremos decir en clave psicoanalítica, la caída de la "Ley del padre", ese código simbólico que adjudicaba a los hombres el peso de ser cabezas de familia y portadores de algo intangible - un poder- que mantenía unidas y cohesionados los linajes en torno a unas normas nunca explicitadas pero siempre respetadas: la prohibición del incesto, la prohibición del parricidio, etc.
Es evidente además que "la liberación de la mujer" ha venido de manos de la ciencia y sobre todo a través de descubrimientos que operaban sobre la sexualidad como la píldora anticonceptiva, se me hace difícil entender como hubiera sido posible tal liberación sin un control eficaz de la mujer con respecto a sus embarazos de no haber sido por la cómoda, segura, eficaz y barata píldora anticonceptiva. El mundo cambió mas rápidamente a raíz de este descubrimiento que de todas las luchas de los movimientos feministas del XIX y del XX, simplemente la píldora hizo imposible una vuelta hacia atrás.
La situación actual está de la siguiente manera: ellas controlan sus embarazos, ellas controlan y dirigen su carrera profesional, ellas tienen dinero y ellas conducen su destino y sin embargo, no se emancipan de sus padres. ¿Por qué? ¿Qué es lo que quieren ellas de ellos?
Antes de responder a esta pregunta hay que preguntarles a ellos. Veamos.
A ellos lo que les sucede es una especie de desorientación ontológica absoluta, se saben con menos poder que sus padres a causa de la debilitación de "las leyes del padre", se saben con un rol sexual bastante ambigüo con respecto a la generación anterior y sin ningún modelo al que acogerse ¿Para qué servimos los hombres? -suelen preguntarse para sus adentros- "Para dar trabajo" dicen sus madres, "los hombres solo sabeís dar trabajo y ensuciar".
Pero sus madres les limpian y les dan de comer puesto que son de otra generación, ¿donde encontrarán algo similar? Además todo este panorama transcurre con una ventaja añadida: debido a "la liberación de ellas", ellos fornican cuando quieren sin tener que efectuar ningún "pago" adicional salvo el cariño o simpatía mutuos. No hay necesidad de comprometerse emocionalmente, ni emparejarse, ni irse a vivir juntos, ni nada de eso porque ellas dan gratis lo que sus madres sólo dieron a cambio de algo. Ellos son por esta razón doblemente infantiles que ellas: más infantiles gracias a sus madres que les cuidan mal que bien y gracias a sus compañeras liberadas que les asisten en sus necesidades sexuales periódicas.
¿Y mientras tanto qué les sucede a ellas?¿Qué quieren ellas de ellos?
Algunas tardan mucho en darse cuenta de que ellas quieren lo mismo que quisieron sus madres, ser importantes para alguien, ser especiales para ese otro del que ahora sólo tienen pruebas de que las desean sexualmente. El problema, el dilema es que ese otro ha sido rebajado a un nivel presimbólico, no hay código alguno que sustente qué es un hombre hoy, no hay donde inscribirse lo que les hace tremendamente inmaduros y confusos aun compartiendo edad y entorno social.
En conclusión que las hijas son más libres que sus madres pero no consiguen ser al menos tan felices o infelices como ellas, ellos por su parte tienen mas oportunidades sexuales que sus padres pero tienen menos poder que él y por tanto a la larga son menos atractivos para ellas, lo que hace que el acceso al mundo de los adultos sea cada vez más arduo y confuso en lo que respecta a compromisos a largo plazo y reproductivos.Dicho de otra forma ellos tienen tiempo para espabilar pero ellas cada vez menos porque cuando ellos han espabilado ellas ya están con la menopausia y entonces, claro dejan de ser atractivas para ellos.
¿Será por eso que el futuro de las mujeres en edad reproductiva esté con hombres 10 años mayores que ellas?
Eso hacen por lo menos las mas listas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola,

quería pedirte permiso para citar este post en un foro en el que he abierto un hilo sobre hembrismo, fminismo y sus consecuencias. Me ha parecido realmente interesante, así como otros dos posteriores que citas por arriba. Intento "alterar", o al menos hacer leer y reflexionar sobre el discurso oficial de condena al macho y el desarrollo de un lenguaje condenatorio a priori que conduce a que la mitad de la población -los varones- seáis sospechosos -y se violen vuestro derechos más elementales como la presunción de inocencia- en cuanto una mujer con razón o sin ella os acusa de maltrato físico o psíquico, así como sobre las consecuencias que de ello se derivan.

Si estás de acuerdo me puedes enviar un mail a doktor.krempel@gmail.com o contestar aquí mismo diciéndome si estás de acuerdo o no.

Gracias por anticipado y enhorabuena por el artículo.

Un saludo,

lou

Editoriales

Mito, narrativa y salud mental