martes, 13 de marzo de 2007

La tarea circular del héroe


Mitad hombre y mitad Dios el héroe es una de la posibilidades de ser que se encuentran en la mitologia universal, como las Ménades, los Gigantes, los Titanes, las ninfas, los gnomos, las brujas. Un hibrido, un iniciado que acata desde joven la llamada que se le hace y que le obliga a separarse de todo lo femenino que hay en él: que abandona a su madre y hermanas y se separa de su padre, buscando una metáfora, a veces la condición masculina, otras la inmortalidad, casi siempre la gloria. Cuenta con poco más que su coraje y su intuición para lanzarse al camino, quizá con las sabias recomendaciones de algún maestro, aunque es aun demasiado joven para reconocer la sabiduría que no encontrará sino en la segunda mitad de su vida cuando inicie su camino ascendente hacia el origen, el retorno hacia lo que se dejó atrás, el hogar.
Sus primera pruebas son ensayos generales frente a la Gran Prueba que le pondrá cara a cara frente a sus limitaciones mortales, la ignorancia, la impulsividad, la lujuria, el poder. Dotado de un cierto sentido de misión el héroe alcanzará el umbral y no se detendrá salvo si es aniquilado, así dará con el Guardián quien la someterá a una gran prueba que es a veces física (Hercules) de astucia (Jasón o Ulises) o de ganancia de conocimiento (Edipo o Parsifal). Guiado por deidades emisarias, cuenta con el apoyo de deidades femeninas (Atenea) que le socorren en momentos de confusión o estupor, o con los dioses mensajeros como Mercurio el dios de los ladrones y de los viajeros, obtiene la recompensa a veces en forma de amor incondicional y otras veces en forma de fortuna y poder, casi siempre de prosperidad, pero la tarea del héroe no termina aquí porque su destino no está ligado a los poderes terrenales sino a los premios que una vida-viaje garantiza por si misma. El destino del héroe es interior: una ganancia de subjetividad que transmitirá a toda la humanidad, un fuego que robó en el Olimpo y que transferirá a los humanos, ganándose así la censura de los dioses cuya misión es mantener a la Humanidad en un estado de necesidad, de privación. Puesto decididamente de parte de los hombres, sin embargo los dioses le odian aunque le tengan respeto, y le permitirán envejecer mientras conserve la prudencia y la renuncia sea la base de su conducta. Después de todo ellos saben que regresar es la única forma de llegar en ese viaje circular que es la vida.

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