Mas allá de la moral y de la aceptación de la ley, de las normas y de las tradiciones y costumbres.
Más allá de la felicidad, del placer, del sexo y de la comida, de la profesión y del disfrute, de la ayuda que brindamos a los demás, de los hijos y de las tareas que nos entretienen durante años y años.
Más allá de la lucha por la vida, de nuestro interés por estar aqui o allá, de triunfar, darnos a conocer o ser entendidos por los demás.
Más allá de eso los hombres (algunos de nosotros) queremos saber, saber más sobre todo buscamos una respuesta a estas dos preguntas ¿De dónde venimos? y ¿dónde vamos? que pueden resumirse en una unica cuestión ¿Cual es nuestra función en la vida? que desde el punto de vista neurobiologico se fundamenta en encontrar una respuesta a la pregunta eterna : ¿qué hay después de la muerte? ¿Para qué sirve el sufrimiento?
Y Damasio y al parecer tambien Spinoza se plantearon esta pregunta y llegaron cada uno por su lado a una conclusión definitiva, a la que por cierto tambien llegó Freud aunque viendolo desde el punto de vista pesimista (Freud pensaba que la religión era un premio de consolación a la inevitabilidad de la muerte). Damasio argumenta que el hombre primitivo se enfrentó bien pronto al impacto de la pérdida: morian amigos, seres queridos, sus mujeres, sus hijos, sus padres.....al parecer el cerebro tuvo que disponer de un modo bastante precoz de distintos mecanismos para superar el dolor y la aflicción secundarios a las perdidas (o a las heridas), estos mecanismos homeostaticos cuya función sería de nuevo devolver al organismo a su situación basal; son precisamente las guias que hacen al hombre sensible a la idea de Dios o de trascendencia. Tanto Spinoza como Damasio no creen en un Dios externo al hombre, con figura humana o bigote inglés, no, ellos identifican a Dios con la Naturaleza, en este sentido Dios no existe y es idiota buscarlo, amarlo o temerlo y dice: "el hombre solo debe temerse a si mismo" pero en cambio si está justificado buscar la naturaleza de Dios que está en todos y cada uno de nosotros que somos en cierto modo parte de esa naturaleza y tambien el resultado de esa forma de pensar que llamamos trascendente. En este sentido la espiritualidad o la trascendencia seria un rasgo protector de la personalidad, pero no en el sentido que le daba Freud sino asegurando que esos mecanismos homeostaticos que llevan al hombre a su estado basal después de un golpe de mala fortuna funcionan correctamente y hacen su papel de reparación, señalando además que los mecanismo de superación de dolor fisico y emocional son los mismos. Estos mecanismos asegurarían a aquellos que los poseen una vida longeva y plena y sobre todo operarian como un mecanismo de preservación de eso que llamamos eutimia y de la ataraxia. La eutimia además está regulada al alza, significa que nuestro cerebro no está regulado sólo para no sentir dolor, está regulado para sentir un cierto bienestar, un sosiego eufórico (al que Democrito imbuido por la idea de virtud griega llamó eutimia), está regulado para sentir de modo basal un cierto bienestar (es bueno recordar ahora que "virtus" significa en latin poder). La alegria sería pues el antidoto de la pena, el poder de vencer la pena (como todos sabemos) y la alegría tiene que ver con un modo de vida que en paleolitico supuso un cierto discurso de trascendencia (la invención de un Dios) reencontrado a partir de la empatía, es decir de la identificación con la pena del otro, el prójimo que nos redime con su dolor y que nos permite ayudarlo (ayudándonos a nostros mismos a ser mejores) con la posibilidad de sanarla o aliviarla a través de la cooperación, del consuelo y de la compasión.
Todas las controversias de interés freaky-psiquiátrico en un pinchazo.
domingo, 1 de abril de 2007
Damasio-Spinoza
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1 comentario:
Me pareció muy interesante y claro tu escrito. Creo que encontrar esto en Internet, ayuda a seguir creyendo que la tecnológia ayuda al crecimiento!!! Miriam
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