jueves, 12 de abril de 2007

La huella del oso



Un dia cualquiera del Pleistoceno Lucy iba hacia el bosque en busca de raíces y hierbas medicinales, al llegar al barranco que solía separar el riachuelo de los primeros árboles advirtió la huella del oso, la miró y siguió adelante. Apenas hubo dado unos pasos Lucy se dió cuenta del extraño fenómeno: no habia sentido miedo ante la visión de la huella. Se extrañó y volvió atrás con intención de contemplarla de nuevo, no cabia duda, era una huella de oso. Se preguntó entonces ¿por qué no habia iniciado una carrera frenética presa de pánico? ¿es que se estaba volviendo perezosa? ¿qué había cambiado?
Aquel dia Lucy inventó un nuevo reino mental para el hominido, inventó Lo Imaginario.
Lucy discurrió asi: sabía que la huella del oso representaba al oso, pero no era el oso en sí, ese hallazgo era el que habia detenido su carrera y el pánico al que estaba tan habituada. Lucy había conseguido escapar de la causalidad pura, aquella discriminación esencial operaba como un colchón de seguridad entre lo fenoménico -el oso- y la idea: el peligro asociado a su ataque.
Al llegar a la cueva contó su peripecia a los compañeros de su clan, pero hizo algo más que eso: se le ocurrió pintar una huella en la pared con pintura roja-ocre. Tardaria muy poco en pintar al oso entero y después a otros animales o escenas de caza. Después de todo la huella representa al oso, sin ser el oso, pero procede del oso, de manera que Lucy comprendió enseguida la diferencia, no es lo mismo descubrir la huella del oso en el bosque -aun sabiendo que no es el oso mismo- que disponer a voluntad de las huellas del mismo, de su representación.
Al pintarla en la pared Lucy habia inventado el arte, pero tambien la religión y un método para alejarse del continuo estrés de tener que huir apenas se intuía la proximidad de una fiera. Aquellas figuras no eran solamente algo ornamental sino tambien un exorcismo.
Había nacido la alegoría, que roza y bordea al oso sin ser el oso ni tampoco su huella, sino la huella de Lucy.
Lo imaginario en adelante operará con un pie en las ideas y otro pie en el mundo fenoménico, como los sueños que se nutren de ideas pero que tambien se acompañan de entornos de un enorme realismo. Ese dia Lucy entendió que los sueños no son lo mismo que la realidad-real y dejó de tenerles miedo.
 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Soberbio, descomunal, sublime al cuadrado... o sea, magnifico :)

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